Belgrano defendió hasta con nueve: crónica del 1-1 con Vélez en Buenos Aires
Belgrano fue a la casa del puntero Vélez y rescató un empate 1 a 1 en el que lo mejor del equipo fue el resultado. Puso toda su resistencia para arrebatar un punto que, en la previa, parecía poco probable. Por el contrario, dejó para otra oportunidad un mejor trato de la redonda. Jugar mejor, juntar pases o generar cosas interesantes quedarán para más adelante, cuando las urgencias no golpeen tan de cerca. Porque la idea fue no dejar que el rival lo sometiera y lo consiguió con un prolijo trabajo defensivo y una muralla que se apuntaló en el arquero Espínola en el primer tiempo y en el esfuerzo de los centrales en el segundo.
Inicio que ilusionó
En la primera jugada en ataque en el maltrecho campo de juego de Vélez, el Pirata llegó al gol con una fórmula que fue muy propicia para su juego en toda la etapa: pelota larga para Compagnucci, desborde del lateral y centro atrás con precisión. Así fue que el balón le quedó a “Uvita” Fernández que de zurda la mandó contra las cuerdas. Iban cuatro de juego y el mejor panorama se plantaba en el partido para el visitante.
Después el equipo la dividió demasiado, la perdió con facilidad y el local creció desde el juego de Aquino y fue allí donde apareció la figura de Juan Espínola, quien tuvo un par de muy buenas intervenciones para sostener al ventaja inicial.
Los espacios para las contras estaban dados, faltó la precisión en el toque de mitad de campo hacia adelante. Y una jugada cargada de fortuna no terminó en el segundo del celeste por centímetros, cuando Metilli remató, la pelota rozó en Mammana y pegó en los dos postes con un extraño efecto. El 1 a 0 en el cierre de la etapa era un gran premio para el Pirata y un castigo a la falta de efectividad del dueño de casa.
Aguantar y nada más
En el arranque del segundo, Vélez llegó al 1 a 1 con una buena combinación en el borde del área entre Romero y Fernández.
El empate envalentonó a los de Liniers y llevó a que Juan Cruz Real resolviera poner en campo el operativo resistencia: Facundo Quignon ingresó para sumar un tercer “5″ por “Uvita” y quedó claro que el ataque ya no era prioridad y que lo importante era no perder.
Vélez multiplicó toques y movimientos del balón, pero los espacios se hicieron cada vez más pequeños y no logró jamás inquietar de cierta manera a Espínola, que se mostró firme en los centros (falló solamente en uno, que se le escapó).
El medio fue retocado en nombres, porque Baldi fue volante y después lateral; Heredia fue otra rueda de auxilio; Quignon también; y todos corrieron detrás de la pelota para cubrir todos los espacios.
Compagnucci no pasó más al ataque y cerró la banda para que Aquino no fuera tan preponderante como en el primer tiempo. Y todo lo que Vélez quería lograr al final chocó contra los nueve defensores que el DT Juan Real dispuso. El mal estado del campo, la falta de precisión en los remates de media distancia y la paciencia de la “B” fueron el combo justo para que el local viera escapar dos puntos desde su casa, que en la previa los había “poroteado” en su favor.
Para Belgrano es una unidad que sirve en lo anímico, no tanto en lo estadístico. Porque el equipo ganó dos de los últimos 11 partidos del certamen y cada vez le queda más lejos la zona de copas. Belgrano fue a Vélez para no perder, para sumar y seguir esperando que la matemática le dé una oportunidad de arrimarse al objetivo, que es una utopía.
La Voz
Belgrano fue a la casa del puntero Vélez y rescató un empate 1 a 1 en el que lo mejor del equipo fue el resultado. Puso toda su resistencia para arrebatar un punto que, en la previa, parecía poco probable. Por el contrario, dejó para otra oportunidad un mejor trato de la redonda. Jugar mejor, juntar pases o generar cosas interesantes quedarán para más adelante, cuando las urgencias no golpeen tan de cerca. Porque la idea fue no dejar que el rival lo sometiera y lo consiguió con un prolijo trabajo defensivo y una muralla que se apuntaló en el arquero Espínola en el primer tiempo y en el esfuerzo de los centrales en el segundo.Inicio que ilusionó En la primera jugada en ataque en el maltrecho campo de juego de Vélez, el Pirata llegó al gol con una fórmula que fue muy propicia para su juego en toda la etapa: pelota larga para Compagnucci, desborde del lateral y centro atrás con precisión. Así fue que el balón le quedó a “Uvita” Fernández que de zurda la mandó contra las cuerdas. Iban cuatro de juego y el mejor panorama se plantaba en el partido para el visitante.Después el equipo la dividió demasiado, la perdió con facilidad y el local creció desde el juego de Aquino y fue allí donde apareció la figura de Juan Espínola, quien tuvo un par de muy buenas intervenciones para sostener al ventaja inicial.Los espacios para las contras estaban dados, faltó la precisión en el toque de mitad de campo hacia adelante. Y una jugada cargada de fortuna no terminó en el segundo del celeste por centímetros, cuando Metilli remató, la pelota rozó en Mammana y pegó en los dos postes con un extraño efecto. El 1 a 0 en el cierre de la etapa era un gran premio para el Pirata y un castigo a la falta de efectividad del dueño de casa.Aguantar y nada másEn el arranque del segundo, Vélez llegó al 1 a 1 con una buena combinación en el borde del área entre Romero y Fernández.El empate envalentonó a los de Liniers y llevó a que Juan Cruz Real resolviera poner en campo el operativo resistencia: Facundo Quignon ingresó para sumar un tercer “5″ por “Uvita” y quedó claro que el ataque ya no era prioridad y que lo importante era no perder.Vélez multiplicó toques y movimientos del balón, pero los espacios se hicieron cada vez más pequeños y no logró jamás inquietar de cierta manera a Espínola, que se mostró firme en los centros (falló solamente en uno, que se le escapó).El medio fue retocado en nombres, porque Baldi fue volante y después lateral; Heredia fue otra rueda de auxilio; Quignon también; y todos corrieron detrás de la pelota para cubrir todos los espacios.Compagnucci no pasó más al ataque y cerró la banda para que Aquino no fuera tan preponderante como en el primer tiempo. Y todo lo que Vélez quería lograr al final chocó contra los nueve defensores que el DT Juan Real dispuso. El mal estado del campo, la falta de precisión en los remates de media distancia y la paciencia de la “B” fueron el combo justo para que el local viera escapar dos puntos desde su casa, que en la previa los había “poroteado” en su favor.Para Belgrano es una unidad que sirve en lo anímico, no tanto en lo estadístico. Porque el equipo ganó dos de los últimos 11 partidos del certamen y cada vez le queda más lejos la zona de copas. Belgrano fue a Vélez para no perder, para sumar y seguir esperando que la matemática le dé una oportunidad de arrimarse al objetivo, que es una utopía.