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Crudos testimonios por la catástrofe en Valencia: entre el dolor por las víctimas y la ayuda solidaria

La conmoción y la congoja se adueñan de la comunidad de Valencia. La “Gota Fría” o tormenta Dana, un fenómeno meteorológico que azotó con fuerza inusitada esa región española, dejó tras de sí un panorama dantesco. Calles convertidas en ríos, casas destruidas, autos apilados y, lo más trágico, un saldo provisorio de 205 muertos y decenas de desaparecidos en la peor catástrofe climática de este siglo en España.

El paisaje sombrío se asemeja al del paso de un potente huracán o tsunami. Hubo lugares en los que cayeron hasta 500 milímetros de agua en pocas horas. ¡Una locura!

Andrés D’Alesandro, director ejecutivo de Asociación de Entidades Periodísticas de Argentina (Adepa), se encontraba en Valencia cuando la Dana desató su furia. Su testimonio a La Voz nos acerca a la crudeza de lo vivido: “Fue un fenómeno extraño, en algunos sectores de la ciudad de Valencia ni siquiera llovió, pero sí hubo una tormenta de viento fenomenal. En los alrededores, a 20 o 25 kilómetros, en el sector sur, hizo desastres”.

La virulencia de la Dana, “entre tres y cuatro veces más fuerte de lo que se preveía”, lamentablemente se cobró la vida de decenas de personas. A pesar de las alertas, que muchos consideran que fueron tardías, la intensidad del fenómeno superó todas las previsiones.

Un torrente de solidaridad: la sociedad se moviliza para ayudar a los damnificados

Ante la magnitud de la tragedia, la sociedad española respondió con una ola de solidaridad. Vecinos de zonas no afectadas se volcaron en la ayuda a los damnificados, llevando agua, alimentos y herramientas para limpiar el lodo, en un fin de semana largo que ayudará a mitigar la tragedia. En las redes sociales, se han multiplicado las iniciativas para canalizar la ayuda, desde la publicación de imágenes de personas desaparecidas hasta la organización de colectas de alimentos y recaudaciones de fondos.

Lecciones de una catástrofe: la necesidad de prepararse para el futuro

La tragedia de la Dana puso de manifiesto la vulnerabilidad ante fenómenos meteorológicos extremos, cada vez más frecuentes debido al cambio climático. “Hay que aprender de esto porque puede volver a pasar”, advierte D’Alesandro, quien se quedó en la casa de un amigo hasta que pueda volver en colectivo a Madrid tras la salida de servicio “por semanas” de vuelos y del tren de alta velocidad Ave.

Tres autos apilados y un edificio destruido en Paiporta. (AP)

Expertos señalan que el cambio climático duplicó la probabilidad de tormentas como la que asoló a Valencia. Hay argumentos que van desde la sequía que ha sufrido España en los últimos dos años, con un suelo seco e incapaz de absorber el agua, y hasta los desvíos que ha sufrido el río Turia en Valencia hace décadas, con el crecimiento exponencial de viviendas y aglomerados urbanos a la vera del nuevo cauce.

“Hubo en la década del ‘50 un desvío del río Turia. Ese desvío del río no tenía población y ahora sí, al sur de la ciudad pegada a los ríos y arroyos”, explica.

D’Alessandro cuenta que en los últimos días recibe alertas vía SMS sobre prevención y que los servicios principalmente afectados son los del agua, con poca presión, en Valencia capital.

“Muchos acá dicen que la alerta llegó tarde”, explica, mientras observa en TV cómo los movileros ponen foco en la ayuda solidaria de miles de personas.

“Lo que más me sorprendió es que no había suficiente información de cómo reaccionar ante este tipo de fenómenos. Qué es lo que uno tiene que hacer”.

Y esa es la pregunta: ¿qué hacer ante una tormenta de semejante magnitud?

Testimonios daban cuenta de la cantidad de víctimas dentro de vehículos arrastrados y hasta el pavoroso caso de 7 cadáveres encontrados en un garaje subterráneo en barrio de La Torre.

“Los medios se centran por estas horas en enseñar a la gente cómo reaccionar, por ejemplo con las ventanillas de autos abiertas, ya que ante un crecida el sistema eléctrico podría estropearse y sería dificultoso rescatarlos”. “Hay que aprender de esto porque puede volver a pasar”, ese es uno de los puntos en los que se trabaja por estas horas para educar a una sociedad golpeada.

“No ha venido nadie a ayudarnos”: La desesperación de los supervivientes

Tres días después de la tragedia, la desolación y la impotencia se palpan en el ambiente. “Esto es un desastre. Hay muchísima gente mayor que no tiene medicamentos. No tenemos leche, no tenemos agua. No tenemos acceso a nada”, relata con desesperación una residente de Alfafar, uno de los pueblos más afectados. Su testimonio, recogido por la televisión estatal TVE, refleja el abandono que sienten muchos de los damnificados: “Aquí no ha venido nadie ni a avisarnos el primer día”.

Las calles, aún bloqueadas por escombros y vehículos arrastrados por la fuerza del agua, dificultan el acceso a las zonas afectadas. La falta de electricidad, agua corriente y conexiones telefónicas estables agrava aún más la situación. “Hay gente conviviendo con cadáveres en casa, eso es muy triste. Nos estamos organizando, pero se nos está acabando todo”, denuncia Juan Ramón Adsuara, alcalde de Alfafar. Su voz se alza en un clamor de auxilio: “Vamos con las furgonetas a Valencia, compramos y volvemos, pero aquí estamos totalmente olvidados”.

Así quedaron cubiertos de lodo diferentes lugares de poblaciones de la región de Valencia. (AP)

Una cordobesa en Valencia: “Las alertas llegaron tarde”

“Llovió mucho en poco tiempo y las alertas llegaron tarde”, dice Julia Torosi, una cordobesa que vive en Valencia desde hace casi tres años junto a su marido. La mujer coincide en que en la ciudad de Valencia, donde ella vive, no hubo mayores problemas y que el área afectada fue el sur de la región.

“Lo que pasó es que cayó mucha cantidad de agua en poco tiempo y eso fue lo que hizo que se desate al final la tragedia y que no haya dado tiempo a que la gente se vaya de su casa”, contó y agregó: “La gente que vive en los pisos bajos quedó atrapada al igual que los comercios que perdieron todo”.

Más cordobeses relatan lo sucedido

El cordobés Daniel Cohen, exdocente de la Universidad Nacional de Córdoba, y residente de Valencia, manifestó: “Están apareciendo los cuerpos de los desaparecidos. Se está viendo la magnitud de lo que esto ha sido”. Este territorio ya había sufrido en un hecho similar en 1957. A partir de allí, se construyó un nuevo cauce para el Río Turia, diez veces más grande que el original. Según contó Cohen “esto es lo que salvó a la ciudad, sino hoy estaría sumergida”, indicó a Radio Universidad.

La pareja de cordobeses Mercedes Moyano y Daniel Caligari, quienes residen en Sedaví (una de las localidades más afectadas) contaron que el fenómeno climático les llevó todas sus pertenencias y los dejó “sin nada”.

“Nos rescataron con el agua en el cuello los vecinos, con sábanas al estilo Romeo y Julieta”. “Estábamos sentados, de golpe empezó a entrar agua por abajo de la puerta, que ahí yo creo que sonó la alarma, y cuando dijimos ‘salgamos’, la teníamos a dos metros de altura. Fue muy rápido. Y ahí los vecinos nos escucharon, porque si no, no teníamos otra escapatoria”, contó Mercedes a Cadena 3.

Más imágenes desgarradoras de la catástrofe

La cifra de muertos seguirá aumentando, ya que a tres días del fenómeno aún no hay con claridad una cifra sobre las personas desaparecidas.

“Desafortunadamente hay personas en algunos de esos vehículos fallecidas”, dijo el ministro español de Transportes, Óscar Puente, en referencia a cientos de autos y camiones varados en rutas teñidas de marrón lodo.

En Barrio de la Torre, un suburbio de Valencia y que era una de las docenas de poblaciones afectadas, los muros de agua bajaron a toda velocidad y transformaron las estrechas calles en trampas mortales. Todo a su paso fue arrastrado: animales, coches, personas, casas y hasta puentes.

“El barrio está destrozado, están todos los coches uno encima de otro, está reventado literalmente”, dijo Christian Viena, un dueño de bar en el pueblo valenciano de Barrio de la Torre a la agencia AP.

La costa mediterránea española suele sufrir tormentas de otoño que pueden causar inundaciones, pero nunca se vio una de tal magnitud.

Los cortes de agua corriente se extendían al suroeste hasta en la localidad de Málaga, Andalucía, donde justamente el tren de alta velocidad descarriló el martes por la noche aunque ninguno de los casi 300 pasajeros resultó herido.

En la TV se ven imágenes desgarradoras como la de un hombre llorando mientras mostraba los restos de lo que alguna vez fue el piso bajo de su casa en un pueblo al sur de Valencia. Todo destruido.

La reflexión actual pasa por saber si las autoridades podrían haber hecho más para salvar vidas. Incluso hubo una denuncia en tal sentido. Sí queda claro que las heridas tardarán en cicatrizarse y que el paso de semejante masa de agua podrá servir como enseñanza preventiva a futuro.

Más imágenes de la tragedia en Valencia

Las imágenes de la ayuda en Valencia. (AP)Las imágenes de la ayuda en Valencia. (AP)

​La Voz

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