Todas las evidencias que reunió el fiscal contra Alberto Fernández para que declare como acusado de violencia de género
La citación a indagatoria del expresidente Alberto Fernández se basa en un cúmulo de evidencias reunidas por el fiscal Ramiro González en un dictamen de 159 carillas interactivas en las que la acusación reunió las declaraciones de los testigos, las historias clínicas de Fabiola Yañez, videos de los golpes, los audios de los médicos presidenciales y los chats que intercambió la pareja.
Esta evidencia permitió al fiscal tener por probado los cargos de lesiones leves (dos episodios), lesiones graves (el daño psicológico infligido a la víctima) y amenazas coactivas (ejercidas por el expresidente para que no sea denunciado).
El fiscal describió los dos episodios así:
1.- Antes del 12 de agosto de 2021: Alberto Fernández provocó un moretón en el brazo de la Fabiola Yañez producto de un agarrón o zamarreo dentro del chalet presidencial de la Quinta de Olivos. Yañez le envió esa fotografía a María Cantero, secretaria del expresidente, por WhatsApp, en esa fecha.
2.- Entre la noche del 21 de junio y la madrugada del 22 de junio de 2021, cuando la pareja se encontraba en la cama de la habitación principal del chalet presidencial de la Quinta de Olivos, Alberto Fernández golpeó a Fabiola Yañez en el rostro y le provocó una lesión en su ojo derecho que inició con dolor y enrojecimiento para, luego, ir cambiando su tonalidad -hasta ponerse negro- en los días posteriores.
“La víctima declaró que estaban en la cama luego de una discusión y “de repente, porque me había dado vuelta… sentí un golpazo y le dije ¿qué me hiciste?”. Agregó que en ese momento se levantó y se dirigió al baño para ver qué tenía y aclaró que “obviamente en el momento no se notó, lo único que yo sentía era el dolor, que era muy fuerte”. Completó su relato contando que al volver del baño y al increpar al agresor, Fernández se hizo el dormido.
El fiscal acompañó este episodio con las fotografías, los relatos de los médicos, el testimonio de Yañez, que ubicó el hecho en momentos previos de un viaje a Misione. Yañez dijo que solo pudo realizar algunas actividades “a las que asistió maquillada para disimular el golpe”. Su hermana Tamara dijo que “le vio un ojo morado”, “que todavía no era de color negro”. También su madre declaró que la vio muy bien maquillada. Los médicos hablaron de que la pareja les dijo que fue un golpe involuntario en la cama.
“Entonces, entre la noche del 21 y la madrugada del 22 de junio de 2021, hubo una agresión de Alberto Fernández a Fabiola Yañez. El golpe fue en el ojo derecho y ocurrió en el mayor ámbito de intimidad de la pareja: su dormitorio, más precisamente su cama. Estas circunstancias de tiempo modo y lugar se pudieron constatar más allá de las imágenes aportadas, por la declaración de la víctima, su madre, su hermana y la Sra. Aguirre, cosmetóloga. Fueron definitivamente confirmadas de un modo directo por los máximos responsables de la Unidad Médica Presidencial”, dijo el fiscal.
Desde entonces, la violencia física se hizo recurrente con cachetazos a mano abierta hasta el final del mandato presidencial, en 2023, e incluso luego de la mudanza de Yañez del chalet principal a la casa de huéspedes de la Quinta Olivos hasta que, finalmente, partió a Madrid. Ese destino fue elegido por Alberto Fernández, que supuso que el peronismo podía ganar las elecciones de ese año y ser embajador en España. Tras la mudanza, se da el tercer hecho de la acusación.
3.- Amenazas coactivas: Mientras Fabiola Yañez residía en Madrid, condicionada económicamente por su agresor, en medio de anuncios de suicidio, recuerdos de las necesidades de su hijo Francisco, pedidos de ocultar las agresiones físicas para que no fueran noticia y consejos de hablar lo menos posible bajo promesa de que nada iba a faltarle nada a la familia, la víctima fue coaccionada para que no denunciara el hecho frente al juez de la causa y, de ese modo, se afectó el trámite de un expediente federal producto de las amenazas del expresidente.
El fiscal interpretó que el continuo de violencia contra Fabiola Yañez producto de, cuanto menos, ocho años de agresiones psicológicas y físicas sistemáticas, determinaron que existió un desgaste emocional de la víctima constatado por psicólogas del Ministerio Público Fiscal que notaron el impacto en su estado anímico, la voluntad y vitalidad. A esto sumaron la existencia de un fondo emocional depresivo con la predominancia de sentimientos de humillación, vergüenza, soledad miedo y desconfianza.
Sumó como evidencias el contenido del teléfono celular de María Cantero, donde Yañez le contó las lesiones que le provocó su exmarido y le mandó las fotografías; las declaraciones testimoniales de la periodista Alicia Iris Barrios, de la propia Cantero, del exintendente de la Quinta presidencial Daniel Rodríguez, de los médicos Walter Federico Saavedra y Federico Alem, de María Florencia Aguirre, de la hermana de Fabiola, Tamara Karina Yañez, de su madre, Miriam Verónica Yañez Verdugo, y de sus allegados, Cintia Romina Tonietti, Lisandro A. Barga, Severina Sofía Elizabeth Pacchi, Noelia del Valle Gómez y Claudia Andrea Silvero.
Además, el fiscal incorporó como pruebas las historias clínicas del Sanatorio Otamendi, del Centro Adventista Vida Sana y de la Clínica Fertilis, además de las constancias del Hospital Universitario Madrid, del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco), donde se atendió Yañez, un informe de las llamadas entrantes y salientes entre Yañez y Alberto Fernández que revela que la mujer lo llamó 222 veces contra 1622 llamados que le realizó el expresidente entre julio de 2016 y mayo de 2020, y un estudio sobre la exprimera dama que realizó la Dirección General de Acompañamiento, Orientación y Protección a las Víctimas.
A esas evidencias se suman los mensajes que intercambiaron Yañez y Fernández, según las copias de pantalla aportadas por la querella, donde hay una intención del expresidente de llegar a un acuerdo días antes de que su exmujer decidiera impulsar la causa. Allí se aprecia que Fernández le envió el texto de un comunicado conjunto que ella debía firmar, donde se decía que no había existido ningún tipo de violencia física. A cambio, Fernández le dijo que “nada le iba a faltar”.
El fiscal valoró el informe de las especialistas de la oficina de atención a la víctima, que consignaron tras entrevistar a Yañez los malos tratos de los que era víctima: “Manifestó a lo largo de todo su relato distintas situaciones que dan cuenta de la continuada violencia psicológica que el Sr. Fernández habría ejercido en su contra. Al respecto, expresó: ‘En una mesa si yo hablaba, me hablaba encima, me callaba, en mesas donde había 12 personas”; ‘[e]l destrato era total. Me decía que me calle. Que no me ponga tal ropa. Que no hable’; ‘Íbamos a lugares en los que nadie podía verme’”.
Asimismo, las especialistas consignaron que “estas acciones se volvieron particularmente dolorosas para la Sra. Yañez, cuando quedó embarazada en 2016: ‘Ahí empezó un desprecio total. No me miraba, no me hablaba, no me daba ningún lugar. Yo no sabía qué hacer, no entendía nada. (…) En esa época sucede la situación en el Patio Bullrich, donde yo, en ese estado y sabiendo que iba a pegarle al Sr. que lo insultó -porque lo conozco- me pongo en el medio’”.
“Ya para esa altura me sentía muy mal, sola, con temor, y ahí hago lo que me dijo que haga: abortar. Me acompañó mi mamá en ese momento”, relató a las psicólogas.
“Cuando discutimos me insultaba, me gritaba, me trataba como cualquier cosa. Me decía puta, prostituta, hija de puta, basura, vivís en una nube. ¿Vos pensás que vas a poder? No sabía qué podía hacerme… hasta dónde podía llegar (…) A pesar de todo lo que yo hacía, él siempre me ninguneaba. Aunque me llamaba el Papa Francisco, él me trataba de inútil. Estando solos o en público, él hablaba encima mío y decía ‘no es así como vos decís’. Él siempre tenía que manejar toda la conversación”, refiere el informe.
“En el 2022 ya estaba muy nervioso él y la violencia comenzó a ser más intensa. Cuando me fui a la casa de huéspedes, fue porque me dio como siete cachetazos en distintos días, y no aguanté más. Para esas alturas, que habrá sido a mediados del 2023, casi todas las noches pasaba algo. Incluso, estando en la casa de huéspedes, él entraba a los portazos a la hora que quería”, le expresó Yañez a las especialistas.
LA NACION