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Crece la popularidad de una inversión divertida y controvertida que apoya Elon Musk

Las memecoins -criptomonedas inspiradas en memes populares de internet y fenómenos virales- ganan, de a poco, popularidad en América latina y en el mundo. La creación de comunidades en redes sociales, el sentido de pertenencia y el apoyo de diversas figuras públicas, como Elon Musk, son algunos de los factores que explican el auge de estos activos digitales.

Pepe, una de las más famosas, pasó del 1% de preferencia de compra en el segundo semestre de 2023 al 7% durante la primera mitad de 2024, tanto en la Argentina como en la región. De esta manera, se posicionó en el tercer y cuarto lugar entre las criptomonedas más adquiridas, respectivamente, según el informe Panorama Cripto en América Latina, de Bitso. Por su parte, shiba y dogecoin captaron, cada una, el 1% de las adquisiciones entre enero y junio pasado. Esta tendencia se mantuvo en el último trimestre, indicaron fuentes de Bitso a LA NACION.

A su vez, desde 2022 el valor de mercado combinado de las memecoins viene en aumento, pasando de representar el 4% al 11% del mercado total de criptomonedas alternativas (excluyendo bitcoin, ethereum y stablecoins) en 2024, de acuerdo a un informe de Binance Research. Sin embargo, este porcentaje es más bajo que en 2021, año en el que dogecoin y shiba inu alcanzaron un valor de mercado combinado de más de US$80.000 millones y US$39.000 millones, respectivamente.

Riesgos y beneficios

Con su estilo lúdico y alto nivel de volatilidad, las memecoins son ideales para aquellos que recién se inician en el mundo cripto y desean generar ganancias rápidas. Sin embargo, las fuertes fluctuaciones en su precio -generadas por el hype de las redes sociales- tiñen a estos activos digitales de mucha incertidumbre, explican los expertos.

Las memecoins tienden a sufrir fuertes fluctuaciones de precio

“La popularidad de estas criptomonedas se debe, principalmente, a su viralidad en redes sociales y su alta volatilidad, lo cual en ínfimos casos pueden generar la sensación de obtener grandes ganancias para los que compran y venden en el momento correcto. Muchos inversores principiantes se ven atraídos por los grandes retornos que estas monedas pueden generar, sin saber que las probabilidades están en su contra”, señaló a este medio Ramiro Menne, coordinador de Educación Crypto en Lemon.

Además, presentan dudas alrededor de su viabilidad y potencial a largo plazo ya que, a diferencia de otros activos digitales, no cuentan con un plan de desarrollo claro. De hecho, la tasa de supervivencia actual de las memecoins es notablemente baja: el 97% de aquellas surgidas entre 2023 y 2024 ya “han muerto”, es decir, tienen un volumen de negociación cercano a $0, según datos de Binance Research.

Por estos motivos, en Lemon, por ejemplo, no se registró un aumento importante en la compra de memecoins. “Si bien el volumen operado de memecoins tuvo cierto crecimiento en Lemon durante el último año, su cuota del mercado sigue siendo muy baja. En promedio, las memecoins representaron menos del 0,7% del volumen de compra cripto este año”, indicó Menne.

Pepe, shiba y dogecoin, las memecoins más populares

Sobre los riesgos de invertir en memecoins, Julián Colombo, director general de Bitso Argentina, destacó como fundamental investigar sobre su comunidad, el equipo detrás (si lo hay) y la hoja de ruta de desarrollo. “Además, al igual que con otros activos, nunca hay que invertir todos los fondos en una sola cripto: diversificar entre diferentes monedas es siempre la clave para mitigar los riesgos. Y también hay que tener en claro que al invertir en este tipo de activos hay que estar dispuesto a perder, ya que la volatilidad extrema de las memecoins puede llevar no sólo a ganancias rápidas, sino también a pérdidas significativas”, añadió.

A su vez, Menne se refirió a la importancia de comunicar sus riesgos y beneficios: “Si bien las memecoins pueden servir como una puerta de entrada al ecosistema cripto, también pueden alejarnos de la adopción si no comunicamos sus riesgos de forma clara”.

LA NACION

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