¿Y si Mirtha invita a la TV a Cristina Kirchner?
Muchos televidentes desearíamos ver un mano a mano entre Cristina Kirchner y Mirtha Legrand. La decana del espectáculo argentino no suele guardarse nada y dispara con munición gruesa a la hora de preguntar. La doblemente expresidenta y exvice tampoco se amilana fácil y últimamente se muestra más afilada en sus topetazos a la distancia contra el presidente Javier Milei, la Justicia y los “díscolos” de su ideología.
Sería un colosal espectáculo televisivo que arrojaría muchos títulos periodísticos. Un verdadero duelo de titanes destinado a perdurar en el tiempo en infinitas repeticiones.
Pero ¿es esto posible? En primer lugar, hay que recordar que CFK ya ha estado sentada a la mesa de la gran estrella más de una vez. Vale la pena googlear cuando estuvieron invitadas juntas nada menos que la flamante presidenta (de facto) del Partido Justicialista y Elisa Carrió. Demostraron, en aquella ocasión, gran empatía entre ellas. Corrían los tiempos de Carlos Menem y ambas eran legisladoras que se llevaban de maravillas, lejos de la enemistad definitiva que desarrollaron a partir de las sucesivas denuncias de la líder de la Coalición Cívica contra el kirchnerismo. La siguiente vez que Cristina Fernández estuvo cara a cara con Mirtha fue cuando fue invitada con su marido, Néstor Kirchner, el 15 de mayo de 2003. Pocas horas antes, Menem había renunciado a competir en segunda vuelta con el santacruceño y este había sido consagrado automáticamente presidente electo. Fue el día en el que Legrand descerrajó su célebre y clarividente frase “Se viene el zurdaje”, que a Néstor no le molestó tanto como a su esposa.
Aun así, meses más tarde, el 20 de diciembre de 2003, se repitió la misma mesa, ya con Kirchner en ejercicio de la primera magistratura del país. En esa ocasión, el matrimonio presidencial impuso ser local e invitó a la diva de los almuerzos a emitir su programa desde El Calafate y ella volvió a la carga para preguntarle al anfitrión si le había molestado el pesado rótulo de “zurdaje” que le había impuesto a su gestión.
Pasó mucha agua bajo el puente: a fines de 2007 culminó el único mandato de Néstor Kirchner y asumía su mujer. Con el correr del tiempo, Legrand fue subiendo su voltaje crítico y desde las usinas mediáticas de aquel poder empezaron a atacarla de manera encarnizada.
Lejos de recular, Mirtha objetó muy fuerte, en 2014, cuando ya transcurría el segundo gobierno de CFK, ciertas actitudes presidenciales. “No podés bailar en Plaza de Mayo cuando se han muerto trece personas”, la condenó en alusión a las víctimas fatales en medio de las protestas policiales en Tucumán, Córdoba y otros distritos, en diciembre de 2013, mientras la Presidenta danzaba con El Choque Urbano y tocaba el tambor, en Plaza de Mayo.
De todos modos, cada tanto, en su programa, y en otros, expresaba su deseo de entrevistar a la primera mandataria. “Me gustaría preguntarle –decía por entonces– si es una mujer feliz, que no se enoje, que sea más paciente, que nos digan la verdad, que no nos mientan, que visite hospitales, que visite las escuelas, que no haga actos partidarios”.
Jamás pudo entrevistarla cuando CFK estuvo al frente del país. Ni tampoco después. En 2017 lo reveló al aire: su producción se había comunicado con Oscar Parrilli por ese motivo y el silencio volvió a ser la única respuesta. Fue el año en que se tensó más el distanciamiento, particularmente cuando Cristina Kirchner definió a ML como una “mala persona” al recordar que había sugerido que Néstor Kirchner no estaba dentro de su ataúd. Y Mirtha se la devolvió sin piedad: “Mala persona es dejar un país empobrecido con gente que robó por todos lados, a la que no le alcanzaba las manos para robar”.
La novedad es que al conocerse este miércoles la confirmación de la condena de CFK a seis años de prisión por la causa Vialidad y su inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, la titular del PJ dijo: “La verdad de la milanesa es que me inhabilitan de por vida porque en el fondo, los Copitos de Comodoro Py y, sobre todo, sus jefes; tienen miedo de que yo tenga la suerte de Mirtha Legrand que con sus 97 años, además de estar espléndida físicamente, tiene una lucidez que ya algunas de treinta querrían.”
Más allá de ser cierto lo expresado por la expresidenta, implica un pronunciado y sugestivo giro de opinión, tras tantos cortocircuitos previos.
“Aprendí que en política los agravios prescriben a los seis meses”, dijo hace algún tiempo CFK. ¿Querrá firmar un armisticio con la conductora? ¿Y para qué? ¿Fantasea, acaso, la señora de Kirchner con estar a solas en un programa con Mirtha Legrand como parte de la impetuosa subida de perfil que lleva adelante?
Lo cierto es que la conductora se enteró de lo que había dicho la exfuncionaria un par de días más tarde y aún no emitió públicamente ninguna consideración al respecto. No aludió al tema en su programa de anoche, aunque fuera del aire deslizó ácidamente algún comentario ante sus invitados.
Este martes cuando el equipo de producción de ML se reúna para ver por dónde seguir, ¿estará en la mesa de discusión la posibilidad de invitar a Cristina Kirchner?
Es un escenario que hasta ahora no habían previsto, pero si llega a haber acuerdo –las dos arriesgarían mucho, pero también tendrían mucho para ganar–, el rating estará asegurado.
LA NACION