4 claves que explican la escalada de la guerra en Ucrania y el papel que juega el retorno de Trump a la presidencia
Esta semana ambos bandos han llevado a cabo una serie de acciones bélicas sin precedentes desde que Moscú iniciara la invasión de su vecino en febrero de 2022.
Así, las fuerzas de Kyiv atacaron objetivos militares ubicados dentro del territorio ruso con misiles de largo alcance suministrados por sus aliados occidentales, algo que hasta la fecha Washington no les había permitido hacer.
Rusia, por su parte, no se quedó de brazos cruzados. Además de usar un nuevo misil supersónico contra el territorio ucraniano, el presidente del país, Vladimir Putin, elevó su tono contra los gobiernos que apoyan a Kyiv y firmó una nueva doctrina nuclear rusa que amplia los supuestos para el uso de armas atómicas.
1. Una seguidilla de “primeras veces”
Desde el pasado 17 de noviembre el duelo entre Moscú y Kyiv entró en una nueva etapa. Ese día, la prensa estadounidense reportó que el presidente Joe Biden autorizó al ejército ucraniano a utilizar los misiles de largo alcance que Washington le ha suministrado en contra de posiciones militares rusas que estuvieran dentro de su propio territorio.
Desde hacía meses el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, venía solicitando a Estados Unidos autorización para emplear los llamados ATACMS (siglas en inglés para Sistema de Misiles Tácticos del Ejército) contra Rusia.
Los cohetes tienen capacidad para alcanzar a objetivos a más de 300 kilómetros de distancia.
Menos de 48 horas después, Kyiv disparó entre seis y ocho de esos cohetes contra instalaciones militares ubicadas en la provincia rusa de Bryansk.
Y aunque desde el Kremlin aseguraron que sus baterías antiaéreas derribaron los proyectiles sin que se produjeran víctimas ni daños de consideración, imágenes que circularon en redes sociales mostraron un incendio cerca de una instalación militar.
Kyiv, entretanto, aseguró que el ataque sirvió para destruir un depósito de armas a unos 100 kilómetros de la frontera cerca de la ciudad rusa de Karachev, el cual causó 12 explosiones secundarias.
Horas después, el ejército ucraniano empleó los cohetes Storm Shadow, de fabricación anglo-francesa, contra posiciones de su enemigo en la provincia rusa de Kursk.
Asimismo, Washington anunció que entregará a las fuerzas ucranias un nuevo tipo de minas antipersona.
Con el fuego aún sin extinguirse en Bryansk, Moscú lanzó su respuesta en forma de oleadas. En primer lugar, el presidente Putin firmó los cambios a la doctrina nuclear de su país que meses atrás anunció.
A partir de ahora, Rusia podrá emplear su arsenal atómico contra un Estado que no posea armas nucleares pero que cuente con el apoyo militar de otro que sí las tenga.
Y luego, el jueves 21, disparó un nuevo misil hipersónico contra una fábrica militar en la ciudad ucraniana de Dnipro.
El cohete llamado Oréshnik (avellano, en ruso) es capaz de alcanzar una velocidad de Mach 10. Es decir, de 2,5 a 3 kilómetros por segundo, aseguró el mandatario.
Putin se mostró tan confiado en la invencibilidad de su nuevo cohete que aseguró que, de usarlo nuevamente, notificará a Kyiv con antelación por “razones humanitarias”, para que puedan realizar evacuaciones.
“Hoy no hay medios para contrarrestar a estas armas”, aseguró.
2. Buscando frenar a Moscú
Ucrania tiene desde hace un año a los ATACMS, los Storm Shadow y otros sofisticados sistemas en su arsenal.
Sin embargo, hasta ahora solo había podido emplearlos contra posiciones rusas que están en las zonas que ocupan de su territorio. ¿La razón? Washington se negaba a permitir que fueran usados contra Rusia, por temor a que esto condujera a una escalada del conflicto y a que el Kremlin pudiera considerar que le había declarado la guerra.
“Tras los ataques de largo alcance desde Ucrania, el conflicto regional ha adquirido elementos de un conflicto mundial”, afirmó Putin el jueves en un discurso televisado, en el cual dio detalles del nuevo cohete empleado contra Ucrania.
Aliados como Francia y Reino Unido y altos mandos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), sí eran partidarios de permitirle a Ucrania el uso de estos misiles.
“Toda nación que es atacada tiene el derecho a defenderse. Y ese derecho no se detiene en tu frontera”, dijo en septiembre pasado el almirante neerlandés Rob Bauer, presidente de la Comisión Militar de la OTAN, según reseñó AFP.
No obstante, las victorias logradas por los soldados rusos en la región del Donbás, a en el este de Ucrania, parece que hicieron cambiar de parecer a Biden.
Según datos del Instituto de Estudios de la Guerra (ISW, por sus siglas en inglés), en lo que va del año, las fuerzas de Moscú han tomado unos 2.700 km2 de territorio ucraniano, mientras que en 2023 solo consiguieron 465 km2, casi seis veces menos.
Además, los soldados del Kremlin han recuperado casi un tercio de la provincia rusa de Kursk, sobre la cual el ejército ucraniano lanzó una sorpresiva invasión el verano pasado con la fallida intención de distraer la atención de su enemigo.
Expertos creen que esto se habría evitado si Kyiv hubiera podido emplear los ATACMS y los Storm Shadow contra la retaguardia rusa.
Sin embargo, ahora dudan de su efectividad, porque Moscú ha tenido meses para desplazar sus arsenales y a sus tropas mucho más dentro de su vasto territorio.
“Esta es una historia de una pérdida de tiempo. Y lo peor es que se han perdido vidas”, escribió el politólogo Yurii Bogdanov en un medio ucraniano.
El experto sostiene que los nuevos permisos y promesas de nuevas armas no cambiarán la situación de forma significativa, pero “se la pondrán un poco más difícil a ellos (por los rusos)”.
En similares términos se pronunció el economista y militar retirado español Jesús Núñez, quien descartó que estas medidas hagan que “la situación cambie sustancialmente de inmediato”.
“Aunque Joe Biden intente ahora enmendar parte de los errores cometidos en el apoyo al presidente ucraniano, Volodymyr Zelenski, eso no compensa la notoria inferioridad demográfica, industrial y económica de Ucrania en un conflicto que se acerca su tercer aniversario”, dijo el codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria.
Núñez ve en la autorización del uso de las minas antipersonas la prueba de que Washington cree que Kyiv no podrá recuperar el terreno perdido.
3. La participación norcoreana
La presencia de más de 10.000 soldados norcoreanos en territorio ruso, los cuales participarían en la contraofensiva con la cual el Moscú espera recuperar el territorio de la provincia de Kursk que Kyiv le arrebató, es otro de los motivos esgrimidos por Washington para su giro.
“Les dejamos en claro a los rusos que responderíamos”, tanto a la presencia de fuerzas norcoreanas como a la “gran escalada” de los ataques aéreos rusos a la infraestructura energética en toda Ucrania, anunció esta semana Jon Finer, asesor adjunto de seguridad nacional de EE.UU.
El Kremlin ha estrechado sus lazos con Pyongyang y ha conseguido que respalde su esfuerzo de guerra en Ucrania.
Putin y el líder norcoreano, Kim Jong Un, se han reunido en dos ocasiones en menos de año.
Y, de acuerdo con informaciones de la inteligencia estadounidense y surcoreana, Pyongyang ha suministrado en los últimos meses misiles balísticos, piezas de artillería y hombres a Moscú. Esto, a cambio de petróleo, alimentos y otros bienes rusos para su maltrecha economía.
Asimismo, durante una visita que en junio pasado Putin dispensó a Kim ambos suscribieron un tratado en el cual se comprometen a defenderse mutuamente.
4. Protegiendo su legado y condicionando a su sucesor
El regreso el próximo enero del republicano Donald Trump a la Casa Blanca es otra de las razones mencionadas por los expertos para explicar el giro de Biden respecto a Ucrania.
El magnate neoyorquino, quien ha calificado como “genio” a Putin, ha dicho que “en un día” pondrá fin a la guerra, sin precisar cómo.
Sin embargo, como ha criticado duramente los millonarios paquetes de asistencia militar otorgados por la administración Biden a Ucrania, hay quienes temen que vaya a suspender dicha ayuda, forzando así a Kyiv a sentarse en la mesa de negociaciones.
“Creo que (Biden) ha querido marcarle el territorio al próximo inquilino de la Casa Blanca, demostrando que EE.UU. sigue siendo el principal suministrador de armas y ayuda económica a Ucrania, dificultando que Trump pueda suspender o recortar dicha ayuda mientras el conflicto continue”, afirmó Jesús Núñez en una entrevista con la televisión pública alemana.
Esta tesis es respaldada por cercanos a Trump.
“El complejo industrial militar parece querer asegurarse de que comience la Tercera Guerra Mundial antes de que mi padre tenga la oportunidad de alcanzar la paz y salvar vidas”, escribió a principios de esta semana Donald Trump Jr. en X, la red social anteriormente conocida como Twitter.
Sin embargo, Núñez también cree que Biden busca salvar su imagen y legado en este conflicto.
“Biden busca demostrar que ha estado apoyando a Ucrania con todo lo que ha podido, a pesar de las resistencias que se ha encontrado en el Congreso”, afirmó el experto.
Por último, Núñez descartó que las amenazas nucleares de Rusia se cumplan.
“Desde el inicio de la invasión, Rusia viene amenazando con una escalada del conflicto si Occidente hacía determinadas cosas, como entregarle tanques, los F16 o los misiles y en todos los casos la reacción fue la misma: discursiva, pero no se ha producido la escalada”, señaló.
“No tiene sentido que lo haga cuando en menos dos meses Donald Trump volverá a la Casa Blanca y si cumple lo que ha prometido (suspende la ayuda a Ucrania) (…) tendrá una situación que le es favorable a sus intereses”, remató.
Putin estaría dispuesto a discutir un acuerdo de alto el fuego en Ucrania con Trump, según informó hace unos días la agencia Reuters.
Sin embargo, el mandatario ruso no estaría dispuesto a hacer grandes concesiones territoriales y mantendría su demanda de que Kyiv abandone sus ambiciones de entrar a la OTAN, aseguraron cinco confidentes conocedores del asunto a la agencia.
Las condiciones se antojan difíciles de asumir para Ucrania, la cual exige el respeto a las fronteras que tenía en 1991, una vez se produjo la disolución de la Unión Soviética.
En las próximas semanas veremos hacia dónde se encamina un conflicto que no parece estar en vías de resolverse.
LA NACION