Milei y Macri, ante la hipótesis del divorcio
Pocas dudas quedan de que detrás de los obstáculos que el propio partido de Javier Milei le puso a la sanción del proyecto de ley de ficha limpia estuvo la intención del oficialismo de evitar que Cristina Kirchner se victimice y vea impedida la posibilidad de ser candidata en las próximas elecciones legislativas. Y detrás de esta maniobra, hay cada vez menos dudas de que los principales operadores políticos del Presidente buscan hacer detonar al centro y absorber los votos de Mauricio Macri y de Pro, ofreciendo una polarización entre “la derecha” mileísta y “la izquierda” kirchnerista.
El animus societatis entre los principales dirigentes de La Libertad Avanza y de Pro atraviesa su peor momento desde que ambas fuerzas políticas tejieron un acuerdo para el triunfo de Milei en el balotaje de noviembre de 2023. La desconfianza de Macri hacia el primer mandatario no ha dejado de crecer en las últimas semanas, al tiempo que todas las señales desde la agrupación libertaria indican que, en los comicios legislativos de 2025, sus dirigentes preferirían no depender de una alianza con el macrismo. El inminente aterrizaje en el Congreso de la habilitación por parte del Poder Ejecutivo Nacional para el tratamiento del proyecto que elimina las PASO provoca escozor en la macrismo. Más aún, los libertarios planean vencer a Pro en su principal bastión electoral: la ciudad de Buenos Aires. Allí conjeturan que el mejor plan pasaría por postular al actual vocero presidencial, Manuel Adorni, como primer diputado nacional y nada menos que a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, como primera senadora nacional.
Desde distintos sectores de Pro se advierte que esa estrategia podría terminar mal para el oficialismo en la provincia de Buenos Aires, donde Cristina Kirchner podría llegar a encabezar la lista de diputados nacionales del peronismo y la división de La Libertad Avanza, Pro y el radicalismo aumentaría las probabilidades de un triunfo de la expresidenta de la Nación.
Esa advertencia choca con la euforia triunfalista que impera en la fuerza política gobernante, en aumento desde hace varias semanas y acrecentada en los últimos días de la mano de distintos datos de la economía y de otros provenientes de encuestas de opinión pública. Nadie imaginaba a principios de año no solo que el dólar iba a cotizar a los actuales valores -exactamente un año atrás el dólar blue cotizaba a $1080 y ayer cerró a $1050-, sino que la brecha entre el tipo de cambio oficial y el informal podría llegar a situarse en apenas 15 pesos. Al innegable éxito en la lucha contra el déficit fiscal y la inflación, el balance del primer año de gestión de Milei exhibe muchos menos problemas en términos de gobernabilidad que los estimados al inicio de su gobierno. Y por si eso fuera poco, los niveles de imagen del actual jefe del Estado a poco de cumplir un año en la Casa Rosada son superiores a los ostentados por Alberto Fernández, Mauricio Macri y Cristina Kirchner en similar período de sus gestiones presidenciales.
La más reciente encuesta de Giacobbe & Asociados, concluida el 2 de diciembre entre 2500 personas consultadas en el orden nacional a través de dispositivos móviles, ofrece un dato de color. Frente a la pregunta “¿A qué político invitarías a pasar Año Nuevo a tu casa?”, la respuesta “Nadie” es la más mencionada, pero seguida muy de cerca por “Milei”, quien se sitúa muy por encima de sus más inmediatos perseguidores: Cristina Kirchner, Mauricio Macri, Axel Kicillof, Victoria Villarruel y Patricia Bullrich, en ese orden.
En segmentos del mercado financiero, hay coincidencia con el optimismo que se alienta desde el propio gobierno nacional. “Vamos a una elección donde la oposición no tiene caras nuevas ni canciones nuevas, y a la que el Gobierno puede llegar creciendo al 5% anual y eventualmente con una inflación no mayor al 20%”, sostuvo Ramiro Castiñeira, director de Econométrica y miembro del consejo de asesores económicos de la Presidencia de la Nación.
Es claro que a mayor euforia oficialista, menores serán las chances de una convergencia electoral entre La Libertad Avanza y el macrismo.
Más allá de las perspectivas de cara a las elecciones, pocas veces resultó tan clara la estrategia de poder de Milei y de su triángulo de hierro formado por Santiago Caputo y Karina Milei, como luego de una semblanza titulada “El enemigo de centro” que ofreció por su canal de youtube el ideólogo y biógrafo presidencial Nicolás Márquez. En lo que puede interpretarse como un alegato en favor de mantener la pureza de “la derecha” antes que confundirse con “el centro” macrista, Márquez puntualizó en ese video que “en la política, ser de centro es como ser en la sexualidad no binario”, una posición “insulsa e insustancial” que “raya la cobardía y la pusilanimidad”, además de considerarla “hija de la ignorancia política y de la misoginia intelectual”.
El intelectual mileísta basó su análisis en el político y escritor Plinio Correa de Oliveira (1908-1995) y su obra Trasbordo ideológico advertido y diálogo, donde se sostiene que, a través de la ficción del diálogo claudicante, los sectores de derecha se van corriendo al centro y desde el centro terminan aceptando toda la agenda de la izquierda. En tal sentido, Márquez citó como ejemplos de cómo penetra la izquierda desde el centro la gestión de Sebastián Piñera, en Chile, y de Mauricio Macri, en la Argentina, que concluyeron, respectivamente, con el ascenso al poder de la izquierda de Gabriel Boric y con el retorno del kirchnerismo. Añadió que, en Uruguay, acaba de ganar el Frente Amplio por obra y gracia de Luis Lacalle Pou, a quien calificó como “inútil”, y como “un presidente fugaz e intrascendente, como Piñera y Macri”, cuyas políticas consideró “signadas por la farsa del consenso y la ficción del centrismo”.
Márquez sostuvo que “a la izquierda hay que combatirla virilmente y con la máxima brutalidad” desde la derecha y no desde el centro, que es “funcional a la izquierda” porque “termina cediéndole a la izquierda el discurso y aplicando sus políticas con el voto de las fuerzas vivas de la reacción”. Finalmente, para diferenciar a la derecha del centro, indicó que “ante un tumor, la derecha te opera y te lo saca, aunque resulte doloroso, mientras que el centro solo te llena de anestesia, pero el tumor y la metástasis te carcomen y te matan”.
El diagnóstico mileísta afín con la necesidad de aniquilar al centro político es del agrado de la jefa del kirchnerismo, a quien la virtual polarización le confiere una entidad probablemente mayor a la que le asignarían las encuestas que le otorgan una imagen negativa muy superior a la positiva. La tesitura extremista que alientan ciertos ideólogos libertarios depara también no pocas dudas entre quienes, en diferentes ámbitos de la sociedad, exhiben preocupación por el futuro de los principios republicanos frente al avance del populismo de cualquier signo.
Una de esas dudas pasa por la despreocupación de Milei por las formas republicanas. El Presidente ha sostenido que “el problema no son las formas, es el fondo”, en consonancia con la necesidad de derrotar a “quienes quieren seguir manteniendo este modelo empobrecedor”. Pero ocurre que las formas republicanas no son retóricas, sino que hacen a la esencia del sistema constitucional argentino. Y del mismo modo que la forma es la transparencia del fondo, la descalificación del adversario por no compartir una idea contradice los principios que el propio liberalismo históricamente ha defendido.
La otra duda está representada por la viabilidad de una democracia protagonizada exclusivamente por dos expresiones extremistas, como quisieran algunos mileístas. ¿Acaso tendremos que resignarnos a imaginar que, siguiendo las reglas de la alternancia, a un período de libertad económica, desregulaciones y equilibrio fiscal, lo sucedería otro de retorno al más rancio estatismo, al intervencionismo y al desorden fiscal que conducirá a un nuevo proceso inflacionario? Quizás habría que prestar atención al derrotado Lacalle Pou, quien conociendo las críticas que le dedican los mileístas, sostuvo que le estaba empezando a gustar que lo llamaran “tibio” y subrayó: “El coraje está en el centro, no en los extremos”.
LA NACION