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El líder rebelde dijo que Siria fue “purificada” tras la histórica caída del régimen de Al-Assad

DAMASCO.- Los rebeldes tomaron el domingo sin oposición la capital de Siria, Damasco, tras un avance relámpago que hizo huir a Rusia al presidente Bashar al- Assad tras 13 años de guerra civil y seis décadas de gobierno autocrático de su familia, y su líder, Abu Mohammed al-Golani, afirmó que el triunfo rebelde “marca un nuevo capítulo en la historia de la región”.

En uno de los mayores puntos de inflexión para Medio Oriente en décadas, la caída del gobierno de Al-Assad acabó con un bastión desde el que Irán y Rusia ejercían influencia en todo el mundo árabe. Moscú le dio asilo a él y a su familia, según los medios estatales rusos.

Abu Mohammed al-Golani habla en la Mezquita Omeya en Damasco el domingo 8 de diciembre de 2024.

Su repentino derrocamiento, a manos de una revuelta respaldada en parte por Turquía y con raíces en el islam sunnita jihadista, limita la capacidad de Irán para distribuir armas a sus aliados y podría costarle a Rusia su base naval en el Mediterráneo. Puede allanar el camino para que millones de refugiados dispersos desde hace más de una década en campos repartidos por Turquía, Líbano y Jordania regresen finalmente a sus hogares.

Para los sirios, supone un giro repentino e inesperado de una guerra que lleva años congelada, con cientos de miles de muertos, ciudades reducidas a polvo y una economía golpeada por las sanciones mundiales.

”¿Cuántas personas se vieron desplazadas en todo el mundo? ¿Cuántas personas vivían en carpas? ¿Cuántos se ahogaron en el mar?”, dijo el máximo comandante rebelde Abu Mohammed al-Golani ante una multitud en la mezquita medieval de los Omeyas, en el centro de Damasco, refiriéndose a los refugiados que murieron intentando llegar a Europa.

”Una nueva historia, hermanos míos, se está escribiendo en toda la región tras esta gran victoria”, afirmó, añadiendo que Siria “fue purificada” y que con trabajo duro será “un faro para la nación islámica”.

Un combatiente de la oposición dispara su AK-47 al aire en celebración después de que las fuerzas de la oposición tomaron el control de la ciudad en Damasco, Siria, el domingo 8 de diciembre de 2024.

El estado policial de Al-Assad -conocido desde que su padre se hizo con el poder en la década de 1960 como uno de los más duros de Medio Oriente, con cientos de miles de presos políticos- colapsó de la noche a la mañana.

Presos desconcertados y eufóricos salieron de las cárceles después de que los rebeldes volaron las cerraduras de sus celdas. Familias reunidas lloraban de alegría. Los presos recién liberados fueron filmados al amanecer corriendo por las calles de Damasco levantando los dedos de ambas manos para mostrar cuántos años llevaban en prisión.

“¡Hemos derrocado al régimen!”, gritaba una voz mientras un preso saltaba de alegría.

Estatuas de Al-Assad destruidas

Al ponerse el sol en Damasco, por primera vez sin Assad, las rutas que conducen a la ciudad estaban casi vacías, aparte de las motos que transportaban a hombres armados y los vehículos rebeldes cubiertos de barro como camuflaje.

Se pudo ver a algunos hombres saqueando un centro comercial en la ruta entre la capital y la frontera libanesa, metiendo mercancías en bolsas de plástico o en camionetas. Los innumerables puestos de control que bordean la carretera de Damasco estaban vacíos.

Los carteles de Al-Assad habían sido arrancados. Un camión militar sirio en llamas estaba aparcado en diagonal en la ruta de salida de la ciudad.

Un hombre pisa una foto del derrocado presidente de Siria, Bashar al-Assad, mientras la gente entra a su residencia en el área de Malki en Damasco el 8 de diciembre de 2024

Una espesa columna de humo negro salía del barrio de Mazzeh, donde los ataques israelíes habían tenido como objetivo las fuerzas de seguridad del Estado sirio, según dos fuentes de seguridad.

Se oyeron disparos intermitentes en aparente celebración.

Los comercios y restaurantes cerraron temprano en aplicación del toque de queda impuesto por los rebeldes. Justo antes de que entrara en vigor, se podía ver a gente caminando a paso ligero hacia sus casas con montones de pan.

Anteriormente, los rebeldes dijeron que habían entrado en la capital sin señales de despliegue del Ejército. Miles de personas en auto y a pie se congregaron en una de las principales plazas de Damasco coreando “Libertad”.

Se vio a gente caminando por el interior del Palacio Presidencial de Al-Rawda, y algunos salieron cargando muebles. Una moto estaba estacionada en el intrincado parqué de un salón dorado, según imágenes difundidas.

La coalición rebelde siria dijo que estaba trabajando para completar la transferencia de poder a un órgano de gobierno de transición con poderes ejecutivos.

Miembros de la comunidad siria en Libia celebran en Trípoli el 8 de diciembre de 2024, después de que los rebeldes liderados por islamistas declararan que habían tomado la capital de Siria

”La gran revolución siria ha pasado de la etapa de lucha para derrocar al régimen de Al-Assad a la lucha para construir juntos una Siria a la altura de los sacrificios de su pueblo”, añadió en un comunicado.

Mohammad Ghazi al Jalali, primer ministro de Al- Assad, pidió elecciones libres y dijo que había estado en contacto con Al-Golani para hablar del periodo transitorio.

Al-Golani, cuyo grupo fue en el pasado la rama siria de Al-Qaeda, pero que ha suavizado su imagen para tranquilizar a miembros de sectas minoritarias y a países extranjeros, dijo que no había margen para dar marcha atrás.

Sorpresa para el mundo árabe

El ritmo de los acontecimientos dejó estupefactas a las capitales árabes y suscitó preocupación por la posibilidad de una mayor inestabilidad, además de la guerra en la Franja de Gaza.

En un discurso televisado, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, celebró la caída de Al-Assad, pero reconoció que también era un momento de riesgo e incertidumbre. ”Mientras todos nos preguntamos qué ocurrirá a continuación, Estados Unidos colaborará con nuestros socios y las partes interesadas en Siria para ayudarles a aprovechar la oportunidad de gestionar el riesgo”, declaró Biden.

El presidente estadounidense Joe Biden habla sobre la situación en Siria en la Sala Roosevelt de la Casa Blanca en Washington, DC, el 8 de diciembre de 2024, tras una reunión de crisis para discutir el repentino derrocamiento del presidente Bashar al-Assad

Alegres partidarios de la revuelta abarrotaron las embajadas sirias en varias ciudades del mundo, arriando las banderas rojas, blancas y negras de la época de Al-Assad y sustituyéndolas por la bandera verde, blanca y negra que enarbolan sus opositores.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo que la caída de Al-Assad se debía a los golpes que Israel había asestado a Irán y a su aliado libanés Hezbollah, otrora eje de las fuerzas de seguridad del gobierno sirio.

”El Estado bárbaro ha caído”, declaró el presidente francés, Emmanuel Macron.

Desafíos

Cuando las celebraciones se desvanezcan, los nuevos líderes de Siria se enfrentarán a la desalentadora tarea de intentar llevar la estabilidad a un país diverso que necesitará miles de millones de dólares en ayuda.

Residentes marchan en una calle, en Damasco, Siria, el 8 de diciembre de 2024. En un sorprendente cambio de eventos, las fuerzas de la oposición en Siria tomaron el control de la capital, Damasco, después de una rápida ofensiva que vio a las principales ciudades sirias caer como fichas de dominó en cuestión de días. Después de tomar el control, los combatientes de la oposición aparecieron en los canales de la televisión estatal para anunciar lo que describieron como la caída de Damasco y el fin del gobierno del presidente Bashar al-Assad.

Durante la guerra civil, que estalló en 2011 como un levantamiento contra Al-Assad, sus fuerzas y sus aliados rusos bombardearon ciudades hasta convertirlas en escombros. La crisis de los refugiados en Medio Oriente fue una de las mayores de los tiempos modernos y provocó un ajuste de cuentas político en Europa cuando llegaron un millón de personas en 2015.

En los últimos años, Turquía había respaldado a algunos rebeldes en un pequeño reducto en el noroeste y a lo largo de su frontera. Estados Unidos, que aún tiene 900 soldados sobre el terreno, respaldó una alianza liderada por los kurdos que luchó contra los yihadistas del Estado Islámico entre 2014 y 2017.

Los mayores perdedores estratégicos fueron Rusia e Irán, que habían intervenido en los primeros años de la guerra para rescatar a Al-Assad, ayudándolo a reconquistar la mayor parte del territorio y todas las ciudades importantes. Las líneas del frente se congelaron hace cuatro años en virtud de un acuerdo que Rusia e Irán alcanzaron con Turquía.

Pero la concentración de Moscú en su guerra de Ucrania y los golpes asestados a los aliados de Irán tras la guerra de Gaza -en particular los ataques de Israel que diezmaron a Hezbollah en los dos últimos meses- dejaron a Al- Assad con escaso apoyo al final.

Incluso después de la huida de Al-Assad, Israel siguió atacando objetivos asociados con su gobierno y sus aliados respaldados por Irán, incluido uno en Damasco donde Israel había acusado previamente a Irán de desarrollar misiles. Netanyahu dijo que el derrocamiento de Al-Assad podría facilitar que Israel llegue a un acuerdo de alto el fuego para liberar a los rehenes de Gaza.

El domingo, los rebeldes asaltaron la embajada de Irán, informó la cadena iraní en lengua inglesa Press TV. El Ministerio de Asuntos Exteriores iraní afirmó que el destino de Siria era responsabilidad exclusiva del pueblo sirio.

Hezbollah retiró el sábado todas las fuerzas que le quedaban en Siria, según dos fuentes de seguridad libanesas.

Agencias Reuters, AFP y ANSA

LA NACION

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