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Ponen en escena una mediación de Sergio Massa entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof, pero aún no hay acuerdo de fondo en el PJ

Las reuniones se suceden, por ahora, de manera infructuosa. El enfrentamiento entre Axel Kicillof y Cristina y Máximo Kirchner no cede, pese a que Sergio Massa intenta una mediación contra reloj. La discusión al interior de Unión por la Patria, o más bien del peronismo bonaerense -que es el corazón de la principal fuerza de oposición- pasa por la forma en que se votará el año que viene en la crucial provincia de Buenos Aires. De fondo se divisa el proyecto de emancipación del gobernador y la necesidad de seguir siendo la jefa por parte de la expresidenta.

En esas conversaciones hay de todo: desde encuentros cara a cara entre Kicillof y Máximo Kirchner -siempre con la intermediación de Massa- hasta reuniones de las que participa directamente Cristina. Según pudo saber LA NACION, los lugares donde se realizan estos cónclaves son inusuales, porque los protagonistas buscan pasar bajo el radar: el restaurante de Mariano Recalde en el centro porteño; algún despacho perdido en la Legislatura bonaerense; la sede de un sindicato “amigo” que presta sus instalaciones; y hasta la casa del exministro de Economía en Tigre.

Hay, además, otros sitios más institucionales para este tipo de encuentros: la casa de gobierno en La Plata o la sede del Banco Provincia en la zona de Plaza de Mayo. ¿Qué está discutiendo el panperonismo? El reparto del poder, pero esta vez acosado por la amenaza de que la mancha violeta de los libertarios de Javier Milei se expanda también en el territorio bonaerense, que es el distrito en el que UP mantiene sus esperanzas de que le permita una recuperación de cara a 2027. Las negociaciones se complican porque, esta vez, el gobernador parece determinado a poner sus condiciones.

Axel Kicillof y su

De hecho, Kicillof logró sentarse en la mesa grande de UP, pesa que hace tan solo unos meses su figura era considerada como un apéndice del kirchnerismo. La cumbre que este lunes se realizará en Moreno, con Cristina Kirchner, Massa y el propio Kicillof como protagonistas, da cuenta de esta nueva situación en la interna del PJ. A tal punto que Máximo Kirchner, quien hasta el momento era el más enemistado con el gobernador, lo llamó para convocarlo y luego dejó trascender sus “buenas expectativas” de cara a la reunión que, desde las 12 del mediodía, mantendrá el consejo del Partido Justicialista bonaerense, que él preside.

“Las decisiones no son conceptuales ni individuales: son políticas y colectivas. Por eso el gobernador va a tomar una decisión cuando esté el escenario despejado y luego de hablar con todos los factores de nuestro frente político. Y va a tomar la mejor decisión para los bonaerenses”, sostuvo un ladero de Kicillof. En La Plata están considerando seriamente la posibilidad de desdoblar las elecciones del año próximo: anticipar la de cargos provinciales respecto de los comicios legislativos nacionales, previstos para octubre. Si el Congreso suspendiera o eliminara las PASO, esta alternativa puede ganar terreno.

“Si hay PASO o no hay PASO”

El razonamiento que hacen los kicillofistas es que, al haber menos fechas en el calendario electoral, se molestará menos a los bonaerenses y además se hará más llevadera la logística propia de un comicio provincial que, dicho sea de paso, el distrito no está acostumbrado a realizar. “Hasta que no se defina el escenario nacional, no podemos definir nuestro escenario, porque nuestras posibles fechas dependen de lo que pase en Nación. Básicamente, si hay PASO o no hay PASO”, remarcaron en la capital provincial. Pero el kirchnerismo está nervioso con esa dilación política.

“Axel no movió las fichas todavía”, admitieron tanto en el Instituto Patria como en La Cámpora, las dos terminales en cuya cabeza se encuentran Cristina y Máximo Kirchner. La expresidenta y el titular del PJ bonaerense insisten con que la elección de 2025 sea unificada y jugando a todo o nada con una lista potente, que encabezaría la “doctora”, para conseguir un efecto arrastre tanto para los cargos nacionales como provinciales y municipales. Claro que el sistema de boleta única dificulta esa estrategia, aunque comunicacionalmente sería “Cristina contra Milei” y se potenciaría la polarización.

Leonardo Grosso y Máximo Kirchner, el viernes en San Martín

El kirchnerismo no tiene pruritos discursivos. “La boleta única ya la tenemos adentro. Ahora tenemos que definir qué hacemos para que nos duela menos”, afirmaron las fuentes consultadas por este medio. Para los delegados de Cristina y Máximo Kirchner -que en estas conversaciones reservadas son Teresa García y Facundo Tignalelli-, la solución sería que las elecciones fueran el mismo día, de modo tal que la protagonista de la compulsa sea la expresidenta y no la red de apoyos que fue armando Kicillof, con intendentes de peso como Fernando Espinoza (La Matanza) o Jorge Ferraresi (Avellaneda).

El Frente Renovador massista participa activamente de estos (des)encuentros. Fiel a su estilo político, Massa propone una “diagonal” y reclama la sanción de una reforma electoral para adaptar a la Provincia a los tiempos que corren. Sostiene, junto a Sebastián Galmarini como especialista en la materia, que se debe regular el financiamiento de las campañas y la gobernanza electoral, ya que Buenos Aires no cuenta con instituciones para asegurar el desarrollo de una elección propia. Claro que, para que eso suceda, todas las partes deben sentarse a “escribir un proyecto” para tratar en la Legislatura.

Massa advierte, puertas adentro, que hay que evitar una “balcanización” de UP -en la que cada gobernador e intendente defina por las suyas sin tener en cuenta el proyecto nacional- porque de otro modo será todo ganancia para Milei. En términos electorales, apoya la suspensión o eliminación de las PASO nacionales y un legislador del FR, Rubén Eslaiman, presentó un proyecto para suspender las bonaerenses si el Congreso avanzara en esa dirección. El excandidato presidencial de UP no pierde las esperanzas de un acuerdo entre kirchneristas y kicillofistas. En la intimidad, se define como “un campeón de unir cosas”.

Sergio Massa, Malena y Sebastián Galmarini

Kicillof, por su parte, participa de las conversaciones pero delega la instrumentación en su “mano derecha”, Carlos Bianco. El ministro de Gobierno bonaerense ya tuvo reuniones operativas con la Justicia electoral y también con Alejandro Tullio, quien fuera director nacional electoral y ahora está contratado por el Correo Argentino para supervisar el armado logístico de los comicios de 2025. “Hace tiempo que venimos hablando con todos los factores”, reconoce el funcionario a quien se atribuye la determinación de hacer de Kicillof un sujeto político con aspiraciones más allá de la conducción del kirchnerismo.

“Definirá la Legislatura”, suele decir Bianco cuando le preguntan bajo qué sistema votarán los bonaerenses el año que viene. Los partidarios del desdoblamiento -los kicillofistas que ya no quieren saber nada con Cristina y Máximo Kirchner- cuentan con una “ayudita” de los intendentes radicales del interior bonaerense que tienen peso entre los legisladores de su bloque: “A ellos no les conviene que se haga todo el mismo día, porque los pueden barrer los libertarios”, razonan. En el medio hay temas de magnitud para resolver, como las vacantes en la Corte bonaerense y el presupuesto/endeudamiento que reclama Kicillof.

Tal vez para forzar la evidente marcha cansina del gobernador, cuya demora lleva la lógica de quien tiene la lapicera para firmar el decreto de convocatoria a elecciones y pretende utilizarla también para poner nombres propios en las lista de UP, el PJ bonaerense apuró la “cumbre de unidad” entre Cristina, Massa y Kicillof. El gobernador estará solo un par de horas, porque a las 16 está anunciado un acto en San Martín, junto a su ministro Gabriel Katopodis, para confirmar su vocación de mantener un armado propio. No será el único con protagonismo esta semana: Cristina Kirchner asumirá la jefatura del PJ nacional el próximo miércoles.

LA NACION

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