La FIFA ratificó oficialmente este miércoles a Arabia Saudita como sede de la Copa del Mundo de fútbol de 2034. La candidatura saudí fue la única. Su ratificación fue aplaudida por más de 200 federaciones integrantes de la FIFA, en el marco de una reunión en línea conducida por el titular del organismo, Gianni Infantino.

Para 2034, la FIFA otorgó al adinerado reino petrolero su mayor premio hasta la fecha tras el masivo gasto en deportes de repercusión global impulsado por el príncipe heredero, Mohammed bin Salman. La decisión completa un proceso de candidatura de 15 meses, donde Arabia Saudita luchó contra sí misma.

El camino para la victoria saudí se despejó el año pasado cuando la FIFA aceptó un plan para organizar el Mundial de 2030 en tres continentes. Aquella decisión implicó que sólo Asia y Oceanía fueran elegibles para el Mundial de 2034, y la FIFA les dio menos de cuatro semanas para candidatearse. Sólo Arabia Saudtiza lo hizo.

Infantino ayudó al país de Medio Oriente a imponerse mientras evadía los reclamos de grupos de derechos humanos, que denunciaron anticipadamente que la celebración de un Mundial en Arabia Saudita se traduciría en numerosas muertes de trabajadores migrantes. Para las autoridades saudíes, albergar el torneo de 2034 tendrá el efecto contrario: acelerará un cambio de la corriente social en el país, derivando en mayores libertades y derechos para las mujeres.

Durante la campaña de su candidatura, la FIFA aceptó un escrutinio limitado del historial de derechos humanos del reino, ampliamente criticado este año en Naciones Unidas (ONU). Activistas le reprocharon a Infantino no haber aprendido las lecciones de los criticados preparativos de Qatar para albergar el Mundial de 2022.

“La FIFA tomó una decisión negligente al aprobar a Arabia Saudita sin recibir garantías públicas de protección a los derechos humanos”, indicó en un comunicado un colectivo internacional de organizaciones humanitarias. “En cada etapa de este proceso de candidatura, la FIFA mostró que su compromiso con los derechos humanos es una farsa”, sentenció Steve Cockburn, líder de derechos laborales y deporte para Amnistía Internacional.

Un fastuoso Mundial salido de una novela de ciencia ficción

El reino planea gastar decenas de miles de millones de dólares en proyectos relacionados con la Copa del Mundo como parte del amplio plan Visión 2030 del príncipe heredero, que tiene como objetivo modernizar la sociedad y la economía saudí. En el centro del plan está el gasto en deportes del Fondo de Inversión Pública (PIF), que dispone de 900.000 millones de dólares y está supervisado por el príncipe. Los críticos señalan que se trata de un “lavado deportivo” de la reputación del reino.

Cómo había anticipado LA NACION, habrá un total de 15 estadios -ocho se levantarán en los próximos años, cuatro serán remodelados y tres ya están en construcción- en cinco ciudades. Solo la capital tendrá ocho estadios. A las sedes se les agregarán otras 10 urbes distribuidas por este inmenso país, que acogerán centros de entrenamiento y de alojamiento. Para dar cuenta de la magnitud, dentro de una década habrá construidos en el país 16 aeropuertos internacionales.

El estadio Rey Salman será el más grande y albergará los principales encuentros de la Copa, como la apertura y la gran final. Tendrá capacidad para 92.000 espectadores y se prevé que esté finalizado cinco años antes del Mundial. Contará con palco real, 2500 butacas VIP, suites y jardines en la terraza con vistas panorámicas. Está incluso previsto que uno de los estadios se construya a 350 metros de altura en Neom, una ciudad futurista que aún no existe.

El vínculo Infantino-bin Salman y la influencia de Arabia Saudita

El príncipe, conocido como MBS, estableció estrechos lazos de trabajo con Infantino desde 2017, alineándose con el organizador del evento deportivo más visto en lugar de enfrentarse directamente al sistema establecido, como hizo con el revolucionario proyecto de golf LIV.

Desde ese entonces, el flujo constante de dinero saudí hacia el fútbol internacional fue en aumento. Tal es así La CONCACAF, que rige el fútbol en América del Norte, Central y el Caribe, firmó un acuerdo de varios años con el reino para albergar allí la Supercopa de Italia y España.

El gasto desorbitado de los clubes saudíes propiedad del Fondo de Inversión Pública en los últimos dos años, para contratar y ofrecer jugosos contratos a estrellas reconocidas mundialmente como Cristiano Ronaldo, Neymar, Karim Benzema y Sadio Mané, dejó cientos de millones de dólares en el fútbol europeo.

Esa influencia podría ser clave en las negociaciones para acordar en qué meses se disputará el Mundial de 2034. La franja de noviembre-diciembre que se empleó en Qatar en 2022 para evitar el calor extremo del verano se complica ese año porque el mes sagrado del islam, el Ramadán, será hasta mediados de diciembre.

Enero de 2034 podría ser una opción, y probablemente la mejor para los clubes y ligas europeas, luego de que el Comité Olímpico Internacional dijo que veía pocos problemas en la coincidencia con los Juegos Olímpicos de Invierno de Salt Lake, que arrancarán el 10 de febrero de 2034. El COI también tiene un importante acuerdo comercial con Arabia Saudí para albergar los nuevos Juegos Olímpicos de Esports.

Con información de Associated Press

LA NACION