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Solo 1% de casos, es hombre y le diagnosticaron cáncer de mama: “No soy ningún héroe o campeón, solo quiero seguir viviendo”

En junio de 2022, mientras se duchaba, Chema García Sánchez observó que su pezón derecho se veía distinto y, además, detrás tenía un pequeño bulto, indoloro.

Los días siguientes, cuenta, intentó ver si el pezón volvía a su lugar, pero el resultado fue negativo. Encima, al poco tiempo comenzó a sentir molestias cada vez que al conducir rozaba con el cinturón de seguridad. Para ese entonces, el tamaño del bulto había crecido.

“Para julio de ese mismo año tenía una cita con una dermatóloga a quien pensaba comentarle lo que me estaba sucediendo ya que tenía hidradenitis (afección que provoca la formación de pequeñas y dolorosas protuberancias debajo de la piel) en las axilas que me dolía bastante y podía infectarse. Al decirle lo que me había palpado me dijo que eso no era de su área, me recomendó hacerme una ecografía mamaria y ella mismo me derivó al Hospital”, recuerda Chema, que es español y vive en un pueblo en las afueras de Sevilla.

“El problema del cáncer de mama en un hombre es que estás metido en un mundo preparado para la mujer

La empresa en la que trabajaba le consiguió un turno muy rápido para que le realizaran el estudio y en ese momento el médico que lo atendió tuvo una sospecha de que podría tratarse de un cáncer de mama. Por eso, le indicó una biopsia para tener mayor certeza.

“Se me cayó el mundo encima”

“Entré a hacerme la biopsia con mucho miedo, fue muy duro para mí, aunque debido a la empatía del doctor se me hizo más llevadero. La espera fue larga, tres semanas que se me hicieron eternas esperando los resultados y siempre me quedaba la esperanza de que no fuera nada”.

Chema cuenta que el diagnóstico se lo dio telefónicamente el mismo médico que le había hecho la biopsia. Estaba en su casa con su mujer cuando, de repente, recibió ese llamado que anticipaba que no se trataba de buenas noticias, sino todo lo contrario. “Tienes cáncer de mama y ya tienes una cita con cirugía para que te vean”, le dijo el doctor.

Con su mujer y su hijo, unos años antes de la detección del cáncer.

“En ese momento se me cayó el mundo encima, aunque yo estaba casi seguro de tenerlo me quedaba la esperanza de que no fuera nada. La mente se me quedó en blanco y me tuve que ir a trabajar de noche (es camionero) sin pensar en nada. Estaba como ausente de todo. Al día siguiente fui a mi médico de cabecera, me medicó para la ansiedad y me firmó un papel por el cual mi estado de salud no era compatible con la conducción de un vehículo pesado”.

Chema es parte del 1% de hombres que tuvo cáncer de mama

Cáncer de mama en varones

El cáncer de mama en el hombre implica un gran desafío de llegar a un diagnóstico precoz: transcurren 19 meses aproximadamente desde la aparición de los síntomas hasta el diagnóstico.

“Representa sólo un 1% de los cánceres de mama a nivel mundial, pero lamentablemente se diagnostica en etapas avanzadas ya que es subestimado no sólo por pacientes si no por profesionales de la salud. Es infrecuente que un hombre consulte con el ginecólogo o con el mastólogo de manera rutinaria, por eso el papel de los médicos de cabecera o médicos clínicos resulta fundamental. A diferencia de lo que ocurre con las mujeres, donde los cánceres hereditarios representan sólo un 5-10% del total de casos, en el hombre es muy frecuente la asociación con mutaciones de los genes BRCA 1 y 2. Es por eso que al momento del diagnóstico de un cáncer de mama masculino se recomienda realizar testeo genético”, explica el perfil de Instagram wikicancerarg, que hace unas semanas recibió una declaración de interés para la Comunicación Social por parte de la Legislatura de la Ciudad.

Chema sabía que los hombres también pueden desarrollar esta enfermedad porque había conocido a un vecino al que también se lo habían diagnosticado. Estaba muy consciente de que le había tocado a él y que debía, primero, realizar un proceso de aceptación y de compromiso para enfrentarse a lo que se le venía.

Los primeros días de septiembre de ese mismo año Chema tuvo una cita con un especialista de un hospital local que le aclaró el panorama y le despejó algunas dudas.

-¿Que tengo? –le preguntó Chema, aunque obviamente ya conocía su diagnóstico.

-No se preocupe. Es un tumor, se lo vamos a quitar y todo va a salir muy bien –le respondió el médico.

-¿Cuándo me va a operar?

-En un mes te vamos a hacer la mastectomía.

“Para la intervención quirúrgica no me preparé de ninguna forma, solo fui con mucho miedo, aunque me aferré a mi familia y a mis amistades que supieron estar en esos momentos que son imprescindibles”.

¿En qué condiciones fue la operación?

“El problema del cáncer de mama en un hombre es que estás metido en un mundo preparado para la mujer. Me operaron en el Hospital de la Mujer donde todo era rosa y justo coincidió que fue el 19 de octubre (Día Internacional de lucha contra el Cáncer de Mama). Me dieron una habitación para mí solo por ser hombre, el pijama era de mujer, aunque al día siguiente me consiguieron uno de hombre. Eso sí, intentaron hacer todo lo posible para que no me sintiera estigmatizado y con una profesionalidad y calidad humana inmejorable”, agradece.

Chema y su hijo.

Después, Chema recibió 12 sesiones de quimioterapia y 15 de radioterapias. “Los tratamientos oncológicos llegaron después y más que la preparación fue que justo antes de ellos conocí a la Asociación Invi en España ( la única de cáncer de mama masculino en ese país) y ellos me explicaron todo lo que habían pasado y me hizo ir con más tranquilidad y confianza”.

¿Qué te enseñó todo esto que sucedió?

El mayor aprendizaje que me ha dado esto es ser más paciente, darle menos importancia a cosas que antes les daba y frenar el ritmo. También, aprendí a distinguir a los amigos de verdad, los que estuvieron y los que por miedo o desconocimiento se alejaron.

¿Qué descubriste en relación a tu propia resiliencia durante este proceso?

Siempre tuve la idea de que conmigo no iba ningún tratamiento oncológico, que eso no servía de nada y cuando me encontré de lleno en el tema, no sé de donde salieron las fuerzas para poder afrontar todo. Antes era el paciente más malo del mundo para una aguja y ahora me dejo hacer de todo sin preguntar nada. Pienso que una de las cosas que más me ha ayudado ha sido mostrar la enfermedad gracias que Invi me dio la oportunidad de contar que no era ningún héroe o campeón como mucha gente te dice. Simplemente, soy un sobreviviente que quiere seguir viviendo y esa capacidad de resiliencia te viene cuando te ves afectado.

¿Hubo un antes y un después de la enfermedad?

La vida te cambia por completo, ves cosas que antes no veías y cuando compartes la enfermedad tienes una complicidad entre colegas que no la tienes con nadie.

¿Qué mensaje le darías a los hombres en relación a este tema?

Que se auto-exploren y si ven cualquier cambio en las mamas que se lo hagan saber al médico ya que es primordial detectarlo en estadios tempranos. Y que no se es menos hombre por tener cáncer de mama, que se sale de todo con optimismo y apoyo en familia, amigos y asociaciones.

LA NACION

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