Las 3 anécdotas más insólitas de Joaquín Levinton: de caer preso en Chaco a andar 120 km por la banquina
Joaquín Levinton, el carismático cantante de Turf, estuvo como invitado en Otro día perdido, compartiendo en diversas ocasiones anécdotas que pintan un retrato fascinante de su vida. Desde un arresto con inmunidad policial hasta una odisea en la banquina y su peculiar afición por los cementerios, Levinton tiene mil historias para contar.
El arresto en Chaco y la Inmunidad Policial
Una de las historias más divertidas de Levinton ocurrió en la provincia del Chaco. Según relató, él y su banda fueron contratados para un show, pero el dinero prometido no aparecía. Tras ser invitados a un asado donde se facilitaron “cierto tipo de cositas” en presencia de su manager y más gente, al salir fueron interceptados por la policía. Levinton pensó que lo llevaban a un hotel, pero rápidamente le informaron: “No flaco, es un patrullero por vos no vas a ningún lado flaco”. Rodeados por patrulleros y con las manos en alto, Levinton recuerda que su manager intentó deshacerse de “su cosito”.
En un acto de osadía, Levinton se dirigió a los policías con respeto, pidiéndoles que hicieran su trabajo, pero advirtió: “Si no yo la próxima te juro sin ofender voy a hacer una canción que va a nombrar el Chaco y va a nombrar tu nombre cuando lo sepa”. Esta “amenaza” funcionó, y tras pasar por los trámites de “tocar el pianito” (huellas dactilares), fueron liberados. La historia no terminó ahí: cuando quisieron contratarlos de nuevo, Levinton condicionó su regreso a una “inmunidad policial”.
Sorprendentemente, le concedieron una inmunidad con un policía a su cargo, al que podía darle órdenes, como pedirle cigarrillos o una cerveza. Incluso llegó a leer su declaración de inmunidad en el escenario antes del show. Este documento, que parece un “papiro”, lo conserva aún hoy en su caja fuerte como recuerdo de aquellos hechos del año 2000.
120 Kilómetros por la banquina
Otra aventura vial memorable de Levinton fue cuando por error fue manejando por la banquina. Rumbo a Valeria del Mar para pasar Año Nuevo con su madre, en un 31 de diciembre, se encontró con el tráfico pesado de la ruta. Con su nueva camioneta Nissan Pathfinder de ruedas grandes, decidió “aprovechar” y condujo 120 kilómetros por la banquina. La travesía terminó abruptamente cuando fue interceptado por dos motos de policía al frente y dos más por detrás. El agente que lo detuvo no tuvo rodeos: “Sos un pelotudo loco”, le dijo directamente. Mientras tanto, los conductores que pasaban aplaudían, lo que Levinton inicialmente tomó como apoyo, hasta que se dio cuenta de que lo insultaban: “¡Hijo de puta, sos un hijo de puta!”, era lo que le gritaban.
Como castigo, le hicieron regresar hasta Chascomús, lo cual para él fue “terrible fiaca”. Además, le sacaron el registro de conducir. Sin registro, fue uno de sus amigos quien tuvo que manejar el resto del camino. Años después, sin expectativas y sin registro durante mucho tiempo, Levinton pasó por Dolores y, por curiosidad, pidió que se detuvieran en la comisaría. Para su sorpresa, le informaron que su registro había estado allí esperándolo durante años: “Joaquín ¿por qué no pasaste antes hace años que estaba tu registro acá?”. Así, recuperó su documento de una forma totalmente inesperada.
De reidor profesional a entusiasta de los cementerios
Joaquín Levinton también ha incursionado en roles menos conocidos, como el de “aplaudidor” y reídor en un programa de televisión por un día. Sin embargo, una de sus facetas más llamativas es su predilección por los cementerios. Confiesa que le “encantan los cementerios” y que, de hecho, va a pasear al Cementerio de la Chacarita con regularidad, considerándolo un lugar “muy lindo” de la ciudad. Le atrae especialmente el sector de tumbas de tangueros y músicos.
Su interés lo ha llevado incluso a visitar cementerios internacionales, como el de París para ver la tumba de Jim Morrison.
Joaquín Levinton, el carismático cantante de Turf, estuvo como invitado en Otro día perdido, compartiendo en diversas ocasiones anécdotas que pintan un retrato fascinante de su vida. Desde un arresto con inmunidad policial hasta una odisea en la banquina y su peculiar afición por los cementerios, Levinton tiene mil historias para contar. El arresto en Chaco y la Inmunidad PolicialUna de las historias más divertidas de Levinton ocurrió en la provincia del Chaco. Según relató, él y su banda fueron contratados para un show, pero el dinero prometido no aparecía. Tras ser invitados a un asado donde se facilitaron “cierto tipo de cositas” en presencia de su manager y más gente, al salir fueron interceptados por la policía. Levinton pensó que lo llevaban a un hotel, pero rápidamente le informaron: “No flaco, es un patrullero por vos no vas a ningún lado flaco”. Rodeados por patrulleros y con las manos en alto, Levinton recuerda que su manager intentó deshacerse de “su cosito”.En un acto de osadía, Levinton se dirigió a los policías con respeto, pidiéndoles que hicieran su trabajo, pero advirtió: “Si no yo la próxima te juro sin ofender voy a hacer una canción que va a nombrar el Chaco y va a nombrar tu nombre cuando lo sepa”. Esta “amenaza” funcionó, y tras pasar por los trámites de “tocar el pianito” (huellas dactilares), fueron liberados. La historia no terminó ahí: cuando quisieron contratarlos de nuevo, Levinton condicionó su regreso a una “inmunidad policial”. Sorprendentemente, le concedieron una inmunidad con un policía a su cargo, al que podía darle órdenes, como pedirle cigarrillos o una cerveza. Incluso llegó a leer su declaración de inmunidad en el escenario antes del show. Este documento, que parece un “papiro”, lo conserva aún hoy en su caja fuerte como recuerdo de aquellos hechos del año 2000.120 Kilómetros por la banquinaOtra aventura vial memorable de Levinton fue cuando por error fue manejando por la banquina. Rumbo a Valeria del Mar para pasar Año Nuevo con su madre, en un 31 de diciembre, se encontró con el tráfico pesado de la ruta. Con su nueva camioneta Nissan Pathfinder de ruedas grandes, decidió “aprovechar” y condujo 120 kilómetros por la banquina. La travesía terminó abruptamente cuando fue interceptado por dos motos de policía al frente y dos más por detrás. El agente que lo detuvo no tuvo rodeos: “Sos un pelotudo loco”, le dijo directamente. Mientras tanto, los conductores que pasaban aplaudían, lo que Levinton inicialmente tomó como apoyo, hasta que se dio cuenta de que lo insultaban: “¡Hijo de puta, sos un hijo de puta!”, era lo que le gritaban.Como castigo, le hicieron regresar hasta Chascomús, lo cual para él fue “terrible fiaca”. Además, le sacaron el registro de conducir. Sin registro, fue uno de sus amigos quien tuvo que manejar el resto del camino. Años después, sin expectativas y sin registro durante mucho tiempo, Levinton pasó por Dolores y, por curiosidad, pidió que se detuvieran en la comisaría. Para su sorpresa, le informaron que su registro había estado allí esperándolo durante años: “Joaquín ¿por qué no pasaste antes hace años que estaba tu registro acá?”. Así, recuperó su documento de una forma totalmente inesperada.De reidor profesional a entusiasta de los cementeriosJoaquín Levinton también ha incursionado en roles menos conocidos, como el de “aplaudidor” y reídor en un programa de televisión por un día. Sin embargo, una de sus facetas más llamativas es su predilección por los cementerios. Confiesa que le “encantan los cementerios” y que, de hecho, va a pasear al Cementerio de la Chacarita con regularidad, considerándolo un lugar “muy lindo” de la ciudad. Le atrae especialmente el sector de tumbas de tangueros y músicos.Su interés lo ha llevado incluso a visitar cementerios internacionales, como el de París para ver la tumba de Jim Morrison. La Voz