El expresidente de Perú recibió una condena de más de 13 años de prisión por lavado de activos
El expresidente peruano Alejandro Toledo fue condenado a 13 años y cuatro meses de prisión por el delito de lavado de activos. Esta es la segunda sentencia que recibe el exmandatario este año. Toledo, de 79 años, ya se encuentra recluido en el penal de Barbadillo cumpliendo una condena de 20 años por el caso Interoceánica.
El Poder Judicial encontró a Toledo responsable de lavado de activos por la adquisición de una casa en Casuarinas y una oficina en la Torre Omega, en Surco, utilizando la empresa offshore Ecoteva Consulting Group. Se determinó que estas compras se realizaron con dinero de origen ilícito.
Específicamente, la Fiscalía halló que de la cuenta de Ecoteva salió dinero para la compra de un inmueble en Casuarinas por 3.8 millones de dólares y para la oficina y estacionamiento en la Torre Omega por 882 mil dólares. Además, se cancelaron hipotecas de propiedades adquiridas previamente, como una en la urbanización Camacho por 217 mil dólares y otra en el balneario de Punta Sal por 277 mil dólares.
Los jueces verificaron un incremento patrimonial en Toledo, a través de la compra de inmuebles con “dinero maculado” proveniente de empresas extranjeras. Se probó que el expresidente tuvo participación directa en el delito de lavado de activos.
El dinero ilícito provino de transferencias de las empresas Odebrecht y Camargo Correa entre 2006 y 2010. Estas transferencias fueron la confirmación de un acuerdo ilícito al que se intentó dar apariencia de legalidad a través de “servicios simulados”.
En el caso de los tramos 2 y 3 de la Carretera Interoceánica Sur, Toledo fue hallado culpable por los delitos de colusión y lavado de activos por beneficiar con contratos a Odebrecht. Se determinó que el dinero que recibió el exmandatario terminó en las cuentas de la empresa offshore Ecoteva Consulting, abierta en Costa Rica por su suegra Eva Fernenbug y su exasesor de seguridad, Avraham Dan On.
La sentencia por el caso Ecoteva también alcanza a su esposa, Eliane Karp, y a otros miembros de su entorno cercano que participaron en las operaciones financieras cuestionadas. Entre ellos se encuentran:
- Avraham Dan On: Exasesor de seguridad.
- Shai Dan On: Hijo del exjefe de seguridad, incluido en la acusación por participar en la constitución de empresas offshore.
- Eva Fernenbug: Suegra de Toledo, quien abrió Ecoteva Consulting en Costa Rica.
- David Esquenazi: Cómplice a quien se le atribuye haber participado como presunto “operador” de Fernenbug, disponiendo del dinero en cuentas bancarias y participando en la compra de inmuebles.
Aún queda pendiente para el exmandatario un juicio por el tramo 4 de la Carretera Interoceánica, por supuestos pagos que habría recibido de la constructora Camargo y Correa.
Existe la posibilidad de que, una vez que cumpla 80 años en marzo de 2026, Alejandro Toledo pueda solicitar acogerse a una ley aprobada el año pasado en Perú. Esta ley permite a los presos que alcanzan esa edad terminar de cumplir su condena bajo arresto domiciliario, por razones humanitarias.
El expresidente peruano Alejandro Toledo fue condenado a 13 años y cuatro meses de prisión por el delito de lavado de activos. Esta es la segunda sentencia que recibe el exmandatario este año. Toledo, de 79 años, ya se encuentra recluido en el penal de Barbadillo cumpliendo una condena de 20 años por el caso Interoceánica.El Poder Judicial encontró a Toledo responsable de lavado de activos por la adquisición de una casa en Casuarinas y una oficina en la Torre Omega, en Surco, utilizando la empresa offshore Ecoteva Consulting Group. Se determinó que estas compras se realizaron con dinero de origen ilícito. Específicamente, la Fiscalía halló que de la cuenta de Ecoteva salió dinero para la compra de un inmueble en Casuarinas por 3.8 millones de dólares y para la oficina y estacionamiento en la Torre Omega por 882 mil dólares. Además, se cancelaron hipotecas de propiedades adquiridas previamente, como una en la urbanización Camacho por 217 mil dólares y otra en el balneario de Punta Sal por 277 mil dólares.Los jueces verificaron un incremento patrimonial en Toledo, a través de la compra de inmuebles con “dinero maculado” proveniente de empresas extranjeras. Se probó que el expresidente tuvo participación directa en el delito de lavado de activos.El dinero ilícito provino de transferencias de las empresas Odebrecht y Camargo Correa entre 2006 y 2010. Estas transferencias fueron la confirmación de un acuerdo ilícito al que se intentó dar apariencia de legalidad a través de “servicios simulados”. En el caso de los tramos 2 y 3 de la Carretera Interoceánica Sur, Toledo fue hallado culpable por los delitos de colusión y lavado de activos por beneficiar con contratos a Odebrecht. Se determinó que el dinero que recibió el exmandatario terminó en las cuentas de la empresa offshore Ecoteva Consulting, abierta en Costa Rica por su suegra Eva Fernenbug y su exasesor de seguridad, Avraham Dan On.La sentencia por el caso Ecoteva también alcanza a su esposa, Eliane Karp, y a otros miembros de su entorno cercano que participaron en las operaciones financieras cuestionadas. Entre ellos se encuentran:Avraham Dan On: Exasesor de seguridad.Shai Dan On: Hijo del exjefe de seguridad, incluido en la acusación por participar en la constitución de empresas offshore.Eva Fernenbug: Suegra de Toledo, quien abrió Ecoteva Consulting en Costa Rica.David Esquenazi: Cómplice a quien se le atribuye haber participado como presunto “operador” de Fernenbug, disponiendo del dinero en cuentas bancarias y participando en la compra de inmuebles.Aún queda pendiente para el exmandatario un juicio por el tramo 4 de la Carretera Interoceánica, por supuestos pagos que habría recibido de la constructora Camargo y Correa.Existe la posibilidad de que, una vez que cumpla 80 años en marzo de 2026, Alejandro Toledo pueda solicitar acogerse a una ley aprobada el año pasado en Perú. Esta ley permite a los presos que alcanzan esa edad terminar de cumplir su condena bajo arresto domiciliario, por razones humanitarias. La Voz