Miradas opuestas a Otro día perdido, el programa de Pergolini: ¿buen regreso o formato obsoleto?
A favor: Gran programa para cerrar el día
Nicolás Lencinas
Tras 15 años fuera de la televisión, Mario Pergolini volvió para liderar un late night show, un formato ideal para cerrar la jornada. En este horario, la competencia directa es con Netflix o con cualquier otra plataforma de streaming.
Hay noches en las que uno no tiene demasiada energía para comenzar una película o continuar una serie y, en ese sentido, Otro día perdido se presenta como una alternativa muy atractiva.
Humor, magia y música dan como resultado un programa más que entretenido.
En este ciclo de El Trece, se ofrece un “picadito” de noticias, narradas con el tono ácido del experimentado conductor, cada tema acompañado por el humor de Agustín Aristarán y de Laila Roth, y, como siempre, los invitados generan gran interés. Algo que no termina de cuadrar son los chistes o miniinformes que se hacen con IA.
Pergolini siempre fue un buen entrevistador y, en ese terreno, logra sacar lo mejor de los invitados con preguntas incisivas. Sus entrevistas suelen tener una vuelta de rosca que invita a mirarlas hasta el final.
Si bien Soy Rada es conocido por sus espectáculos y por sus dotes como mago y músico, muchos televidentes se llevaron una grata sorpresa con su participación.
El artista cautiva con su carisma y se consolidó como la revelación del ciclo. Además, funciona como un gran asistidor del conductor: en términos futbolísticos, le devuelve todas las paredes de memoria a Pergolini.
Otro día perdido suele cerrar sus programas con dos invitados de diferentes ámbitos y profesiones que comparten el sillón. Allí disfrutan de algún truco de magia de Rada y también se predisponen para un número musical, como ocurrió con Tiago PZK y con la Mona Jiménez.
Probablemente, los números del rating no acompañen, pero Otro día perdido merece continuar al aire.
En contra: Nada parece suficiente
Juan Manuel Pairone
La expectativa por ver nuevamente en tevé a Mario Pergolini era suficiente para estar pendientes del inicio de Otro día perdido. Tras varios años alejado de la pantalla chica y concentrado en el streaming, el creador de CQC, de La TV ataca o de Algo habrán hecho divisó un nuevo desafío en su horizonte personal y optó por volver a conducir, aunque esta vez en un rol que no había probado.
Amparado en el formato late night show propio de la cultura estadounidense, Pergolini es el principal referente del ciclo que se completa con Agustín “Soy Rada” Aristarán, Laila Roth y una banda en vivo. El programa propone monólogos y momentos de stand up que referencian tanto a Jimmy Fallon como a Tato Bores; y también entrevistas, acaso el momento más logrado. El conductor, animal mediático como pocos, sabe lo que hace y aporta su habitual ironía y su acidez para preguntar y opinar como pocos pueden hacerlo en el medio. Y, sin embargo, nada parece suficiente.
Lo que pasa con Otro día perdido es el mismo síndrome que comparten muchos otros proyectos audiovisuales. En tiempos de redes, de recortes y de videos fragmentados, la dinámica propia de un programa “como los de antes” resulta por momentos tediosa y muestra dificultades para competir con la lógica on demand.
Poco se le puede reprochar a la producción, encargada de sentar noche tras noche a las principales figuras de los medios y del entretenimiento nacional y de guionar informes y chistes a destajo.
Tampoco es que haya una falta de ubicuidad por parte de Pergolini y sus acompañantes. Todos ellos hacen lo posible para sostener una atención que, lamentablemente, se choca con demasiados estímulos externos.
Es un problema (o una costumbre) que excede a lo que ocurre en el programa de El Trece. No obstante, Pergolini –hábil detector de tendencias y modas por venir– parece haber pasado por alto una realidad cada vez más evidente.
La televisión, tal y como la conocíamos, ya no es lo que supo ser. Y, por lo visto, muchas de sus grandes figuras tampoco han podido conservar esa aura capaz de vencer al tiempo.
A favor: Gran programa para cerrar el díaNicolás LencinasTras 15 años fuera de la televisión, Mario Pergolini volvió para liderar un late night show, un formato ideal para cerrar la jornada. En este horario, la competencia directa es con Netflix o con cualquier otra plataforma de streaming.Hay noches en las que uno no tiene demasiada energía para comenzar una película o continuar una serie y, en ese sentido, Otro día perdido se presenta como una alternativa muy atractiva. Humor, magia y música dan como resultado un programa más que entretenido. En este ciclo de El Trece, se ofrece un “picadito” de noticias, narradas con el tono ácido del experimentado conductor, cada tema acompañado por el humor de Agustín Aristarán y de Laila Roth, y, como siempre, los invitados generan gran interés. Algo que no termina de cuadrar son los chistes o miniinformes que se hacen con IA. Pergolini siempre fue un buen entrevistador y, en ese terreno, logra sacar lo mejor de los invitados con preguntas incisivas. Sus entrevistas suelen tener una vuelta de rosca que invita a mirarlas hasta el final.Si bien Soy Rada es conocido por sus espectáculos y por sus dotes como mago y músico, muchos televidentes se llevaron una grata sorpresa con su participación. El artista cautiva con su carisma y se consolidó como la revelación del ciclo. Además, funciona como un gran asistidor del conductor: en términos futbolísticos, le devuelve todas las paredes de memoria a Pergolini.Otro día perdido suele cerrar sus programas con dos invitados de diferentes ámbitos y profesiones que comparten el sillón. Allí disfrutan de algún truco de magia de Rada y también se predisponen para un número musical, como ocurrió con Tiago PZK y con la Mona Jiménez.Probablemente, los números del rating no acompañen, pero Otro día perdido merece continuar al aire.En contra: Nada parece suficienteJuan Manuel PaironeLa expectativa por ver nuevamente en tevé a Mario Pergolini era suficiente para estar pendientes del inicio de Otro día perdido. Tras varios años alejado de la pantalla chica y concentrado en el streaming, el creador de CQC, de La TV ataca o de Algo habrán hecho divisó un nuevo desafío en su horizonte personal y optó por volver a conducir, aunque esta vez en un rol que no había probado.Amparado en el formato late night show propio de la cultura estadounidense, Pergolini es el principal referente del ciclo que se completa con Agustín “Soy Rada” Aristarán, Laila Roth y una banda en vivo. El programa propone monólogos y momentos de stand up que referencian tanto a Jimmy Fallon como a Tato Bores; y también entrevistas, acaso el momento más logrado. El conductor, animal mediático como pocos, sabe lo que hace y aporta su habitual ironía y su acidez para preguntar y opinar como pocos pueden hacerlo en el medio. Y, sin embargo, nada parece suficiente.Lo que pasa con Otro día perdido es el mismo síndrome que comparten muchos otros proyectos audiovisuales. En tiempos de redes, de recortes y de videos fragmentados, la dinámica propia de un programa “como los de antes” resulta por momentos tediosa y muestra dificultades para competir con la lógica on demand. Poco se le puede reprochar a la producción, encargada de sentar noche tras noche a las principales figuras de los medios y del entretenimiento nacional y de guionar informes y chistes a destajo. Tampoco es que haya una falta de ubicuidad por parte de Pergolini y sus acompañantes. Todos ellos hacen lo posible para sostener una atención que, lamentablemente, se choca con demasiados estímulos externos.Es un problema (o una costumbre) que excede a lo que ocurre en el programa de El Trece. No obstante, Pergolini –hábil detector de tendencias y modas por venir– parece haber pasado por alto una realidad cada vez más evidente. La televisión, tal y como la conocíamos, ya no es lo que supo ser. Y, por lo visto, muchas de sus grandes figuras tampoco han podido conservar esa aura capaz de vencer al tiempo. La Voz