ESPECTACULOS

Murió el chef Ramiro Rodríguez Pardo, compañero histórico del Gato Dumas

Este martes se conoció la noticia del fallecimiento de Ramiro Rodríguez Pardo, uno de los cocineros más influyentes de la gastronomía local. Tenía 87 años y atravesaba una prolongada internación, mientras lidiaba desde hacía tiempo con el Parkinson.

Nacido en Lugo, Galicia, había llegado a la Argentina siendo joven, invitado por un tío que regenteaba restaurantes en Buenos Aires. Aunque de niño se formó en un seminario jesuita con la intención de seguir la vida religiosa, la pasión por la cocina pudo más y lo llevó a recorrer Europa, donde se perfeccionó con reconocidos chefs franceses antes de instalarse definitivamente en nuestro país.

En su carrera hubo un punto de inflexión: la sociedad creativa y televisiva con su entrañable amigo Carlos “Gato” Dumas. Juntos revolucionaron la cocina porteña de los años ‘70 y ‘80, alejándola de la llamada “cocina marrón” para darle vuelo, prestigio y proyección internacional. “Logramos que los restaurantes y los cocineros tuvieran otro lugar, como pasaba en Francia”, recordaba Rodríguez Pardo con orgullo en una entrevista reciente.

Su nombre quedó ligado para siempre al mítico restaurante Catalinas, referente de la alta cocina local, que obtuvo premios internacionales y fue distinguido como uno de los mejores de América Latina. También se dio el lujo de consagrarse campeón mundial de gastronomía en Singapur, hecho que incluso lo llevó a las páginas del New York Times.

Más allá de los reconocimientos, quienes lo conocieron lo recuerdan por su calidez y por la complicidad con Dumas, con quien compartió incontables horas de trabajo, grabaciones televisivas, viajes y hasta anécdotas legendarias como aquel encuentro casual en Buzios con Brigitte Bardot.

Ramiro Rodríguez Pardo junto al Gato Dumas y su socio Micky González Moreno. (Gentileza Clarín/Foto: Constanza Niscovolos)

Ya retirado de la vida profesional, se dedicaba a cocinar para sus afectos: su pareja Mona, con quien compartió más de cuatro décadas, su hijo Ramiro y su nieto Pedro. En esas reuniones íntimas, sus paellas y su pulpo a la gallega seguían siendo protagonistas, aunque nunca abandonó su plato favorito: papas fritas con huevo.

En los últimos años, sus discípulos y colegas le rindieron merecidos homenajes, como el que recibió en el restaurante Roux de parte del chef Martín Rebaudino. Él, por su parte, solía reflexionar sobre la vida con una frase que sintetizaba su filosofía: “Hay que estar en la vida, saber tocarla y disfrutarla, ser respetuoso con uno mismo y trabajar para estar bien”.

Una de sus últimas apariciones en televisión sucedió el año pasado en Cocineros Argentinos, cuando homenajeó justamente a su compañero Dumas.

El último adiós a Ramiro Rodríguez Pardo será este miércoles al mediodía en la abadía San Benito de Palermo, donde familiares, amigos y admiradores podrán despedir a un verdadero pionero de la cocina argentina.

Este martes se conoció la noticia del fallecimiento de Ramiro Rodríguez Pardo, uno de los cocineros más influyentes de la gastronomía local. Tenía 87 años y atravesaba una prolongada internación, mientras lidiaba desde hacía tiempo con el Parkinson.Nacido en Lugo, Galicia, había llegado a la Argentina siendo joven, invitado por un tío que regenteaba restaurantes en Buenos Aires. Aunque de niño se formó en un seminario jesuita con la intención de seguir la vida religiosa, la pasión por la cocina pudo más y lo llevó a recorrer Europa, donde se perfeccionó con reconocidos chefs franceses antes de instalarse definitivamente en nuestro país.En su carrera hubo un punto de inflexión: la sociedad creativa y televisiva con su entrañable amigo Carlos “Gato” Dumas. Juntos revolucionaron la cocina porteña de los años ‘70 y ‘80, alejándola de la llamada “cocina marrón” para darle vuelo, prestigio y proyección internacional. “Logramos que los restaurantes y los cocineros tuvieran otro lugar, como pasaba en Francia”, recordaba Rodríguez Pardo con orgullo en una entrevista reciente.Su nombre quedó ligado para siempre al mítico restaurante Catalinas, referente de la alta cocina local, que obtuvo premios internacionales y fue distinguido como uno de los mejores de América Latina. También se dio el lujo de consagrarse campeón mundial de gastronomía en Singapur, hecho que incluso lo llevó a las páginas del New York Times.Más allá de los reconocimientos, quienes lo conocieron lo recuerdan por su calidez y por la complicidad con Dumas, con quien compartió incontables horas de trabajo, grabaciones televisivas, viajes y hasta anécdotas legendarias como aquel encuentro casual en Buzios con Brigitte Bardot.Ya retirado de la vida profesional, se dedicaba a cocinar para sus afectos: su pareja Mona, con quien compartió más de cuatro décadas, su hijo Ramiro y su nieto Pedro. En esas reuniones íntimas, sus paellas y su pulpo a la gallega seguían siendo protagonistas, aunque nunca abandonó su plato favorito: papas fritas con huevo.En los últimos años, sus discípulos y colegas le rindieron merecidos homenajes, como el que recibió en el restaurante Roux de parte del chef Martín Rebaudino. Él, por su parte, solía reflexionar sobre la vida con una frase que sintetizaba su filosofía: “Hay que estar en la vida, saber tocarla y disfrutarla, ser respetuoso con uno mismo y trabajar para estar bien”.Una de sus últimas apariciones en televisión sucedió el año pasado en Cocineros Argentinos, cuando homenajeó justamente a su compañero Dumas.El último adiós a Ramiro Rodríguez Pardo será este miércoles al mediodía en la abadía San Benito de Palermo, donde familiares, amigos y admiradores podrán despedir a un verdadero pionero de la cocina argentina.  La Voz