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Salud mental y era digital: lo que preocupa a los especialistas sobre los jóvenes

En un mundo donde las redes sociales son parte del día a día, cada notificación puede ser una fuente de conexión o de ansiedad. Según profesionales del Hospital Italiano de Buenos Aires, el uso intensivo de redes, más de 3 o 4 horas diarias, se asocia a síntomas de depresión, baja autoestima y angustia, producto de la comparación constante y la búsqueda de validación externa.

“El desarrollo de la autoestima y la personalidad mediado por estos modelos digitales pone a los adolescentes en una situación de especial vulnerabilidad”, explicó Damián Supply, psicólogo y coordinador del área de Prevención y Promoción de Salud en Niñez y Adolescencia.

El Fomo: miedo a quedarse afuera

La exposición permanente puede llevar a un estado de alerta constante. Es lo que los expertos denominan Fomo (“fear of missing out”, o miedo a quedarse afuera), una forma de ansiedad ligada a la sensación de no participar de experiencias o vínculos significativos.

“El Fomo funciona como un amplificador del estrés y del miedo a la exclusión social”, señaló Gisela Rotblat, jefa del Servicio de Salud Mental Pediátrica del Hospital Italiano. Entre sus consecuencias, la experta mencionó problemas de concentración, trastornos del sueño y aumento de la irritabilidad.

Las consecuencias negativas del uso intensivo de redes sociales en el bienestar emocional de los jóvenes y adolescentes.

Familias, escuelas y comunidad: un rol compartido

Frente a esta problemática, los especialistas proponen reforzar la educación digital como herramienta preventiva. Esto implica enseñar a diferenciar lo real de lo editado, fomentar la autorregulación tecnológica y promover actividades presenciales que fortalezcan el sentido de pertenencia fuera de las pantallas.

También recomiendan limitar el tiempo de exposición: máximo tres horas diarias frente a pantallas y evitar el uso de dispositivos antes de los seis años.

“No debemos esperar a la adolescencia. La prevención comienza antes, acompañando a los chicos en su primer contacto con la tecnología”, remarcaron Supply y Rotblat.

Cuidar el bienestar emocional en la era digital

Los profesionales subrayan la necesidad de que las instituciones de salud, las escuelas y las familias trabajen en conjunto. Escuchar, establecer rutinas y generar espacios de diálogo son pasos clave para proteger el bienestar emocional de niños y adolescentes.

“Los profesionales de la salud debemos estar atentos a los riesgos, trabajar sobre la prevención y acompañar a las familias en estos cambios”, concluyeron los especialistas del Hospital Italiano.

​En un mundo donde las redes sociales son parte del día a día, cada notificación puede ser una fuente de conexión o de ansiedad. Según profesionales del Hospital Italiano de Buenos Aires, el uso intensivo de redes, más de 3 o 4 horas diarias, se asocia a síntomas de depresión, baja autoestima y angustia, producto de la comparación constante y la búsqueda de validación externa.“El desarrollo de la autoestima y la personalidad mediado por estos modelos digitales pone a los adolescentes en una situación de especial vulnerabilidad”, explicó Damián Supply, psicólogo y coordinador del área de Prevención y Promoción de Salud en Niñez y Adolescencia.El Fomo: miedo a quedarse afueraLa exposición permanente puede llevar a un estado de alerta constante. Es lo que los expertos denominan Fomo (“fear of missing out”, o miedo a quedarse afuera), una forma de ansiedad ligada a la sensación de no participar de experiencias o vínculos significativos.“El Fomo funciona como un amplificador del estrés y del miedo a la exclusión social”, señaló Gisela Rotblat, jefa del Servicio de Salud Mental Pediátrica del Hospital Italiano. Entre sus consecuencias, la experta mencionó problemas de concentración, trastornos del sueño y aumento de la irritabilidad.Familias, escuelas y comunidad: un rol compartidoFrente a esta problemática, los especialistas proponen reforzar la educación digital como herramienta preventiva. Esto implica enseñar a diferenciar lo real de lo editado, fomentar la autorregulación tecnológica y promover actividades presenciales que fortalezcan el sentido de pertenencia fuera de las pantallas.También recomiendan limitar el tiempo de exposición: máximo tres horas diarias frente a pantallas y evitar el uso de dispositivos antes de los seis años.“No debemos esperar a la adolescencia. La prevención comienza antes, acompañando a los chicos en su primer contacto con la tecnología”, remarcaron Supply y Rotblat.Cuidar el bienestar emocional en la era digitalLos profesionales subrayan la necesidad de que las instituciones de salud, las escuelas y las familias trabajen en conjunto. Escuchar, establecer rutinas y generar espacios de diálogo son pasos clave para proteger el bienestar emocional de niños y adolescentes.“Los profesionales de la salud debemos estar atentos a los riesgos, trabajar sobre la prevención y acompañar a las familias en estos cambios”, concluyeron los especialistas del Hospital Italiano.  La Voz