TECNO&VIRAL

La nueva era del trabajo: robots colaborativos y humanos en la misma línea de producción

Para la generación que creció viendo a Robotina en Los Supersónicos, la robótica tiene cara de fantasía y ficción. Sin embargo, en la actualidad, los robots colaborativos (cobots) están transformando espacios sumamente cotidianos: fábricas, empresas de servicios, laboratorios y hospitales. La próxima revolución industrial se gesta en el corazón de las organizaciones, donde robots de próxima generación y cobots trabajan a la par de los humanos.

De acuerdo a los relevamientos más recientes, ya existen 25 robots por cada diez mil empleados en la industria Argentina. Aunque el número se mantiene por debajo del promedio global de automatización en la industria, marca una tendencia en crecimiento que representa un cambio significativo en relación a la manera en que se trabaja y se produce en el país.

Argentina frente a la automatización inteligente

En noviembre de 2024, International Federation of Robotics publicó el promedio mundial de robots presentes en la industria hasta 2023. El informe evidencia que, con 25 robots por cada 10.000 empleados manufactureros, Argentina todavía está rezagada en automatización inteligente respecto al promedio mundial de 162.

Promedio global de robots en la industria.  (International Federation of Robotics)

Si bien Argentina avanza lento en relación a países como Corea del Sur que lidera el ranking mundial o Estados Unidos que se ubica en décimo lugar, la incorporación de robots colaborativos se encuentra en crecimiento. Sectores como automotriz, electrónica, alimentos y logística ya incorporan robots colaborativos en sus líneas de producción.

Además, en polos industriales como Tierra del Fuego los robots forman parte del ciclo completo de producción en plantas electrónicas. Al mismo tiempo, surgen desarrollos locales y una mayor apertura de las pymes hacia estas tecnologías.

Martín Medina, Service Manager & Offer Leader RPA en Softtek, explica que “la facilidad de programación de los cobots y su capacidad de adaptarse a entornos cambiantes los vuelven especialmente atractivos en un país donde la flexibilidad operativa es clave para sobrevivir a contextos volátiles”.

La incorporación de cobots en la industria se encuentra en crecimiento. (Freepik)

Del robot rígido al colaborativo: un salto tecnológico y humano

La automatización tradicional, marcada por sistemas altamente programados y estructurados, fue pensada para repetir siempre la misma tarea en un entorno controlado. Esto implica que, al cambiar un producto o proceso, el sistema debe rediseñarse o reprogramarse completamente. Además, estas máquinas no fueron diseñadas para trabajar en conjunto con las personas.

Martín Medina explica que los cobots “pueden adaptarse rápidamente a nuevos productos sin reprogramaciones complejas, permitiendo cambios de línea de producción en minutos o, incluso, aumentar la producción en picos de alta demanda sin grandes inversiones, lo que puede impactar positivamente en la productividad de una empresa manufacturera, por ejemplo”.

“Además de facilitar un trabajo conjunto y seguro entre humanos y robots, la robótica de última generación habilita procesos más ágiles, flexibles y escalables, y ofrece ventajas competitivas especialmente relevantes en manufactura, logística, retail y salud, donde la optimización operativa es crítica. Sin embargo, es una tecnología que presenta desafíos en cuanto a costos, la capacitación de la fuerza laboral y la interacción humano-robot”, añade Medina.

Nuevo rol para los trabajadores: tareas que agregan valor

Según los expertos, un cobot podría realizar el trabajo equivalente a entre 1 y 3 personas, dependiendo de la tarea y el entorno. Mediante la incorporación de capacidades cognitivas y adaptativas: sensores, visión e inteligencia artificial, pueden interpretar, aprender y tomar decisiones en tiempo real.

Este salto cualitativo trasciende la lógica “máquinas versus personas” y abre paso a un modelo colaborativo más sofisticado: delegar lo repetitivo en los robots y reservar a los trabajadores las tareas complejas, creativas o de análisis. Este aspecto, si bien puede resultar desafiante, constituye para las personas una oportunidad de desarrollar nuevas habilidades y adquirir nuevos conocimientos.

Verónica Faroppa, gerente de Finanzas para Spirax Sarco Argentina, explicó en diálogo con La Voz, que frente a la automatización de procesos y la incorporación de robots colaborativos en la industria, los trabajadores asumen nuevos roles: “Destinamos a las personas a otras tareas que agregan valor para la compañía y en las que el recurso humano es imprescindible”.

Además, Martín Medina, acerca de este aspecto menciona que los cobots pueden liberar a los trabajadores de tareas monótonas o físicamente exigentes, permitiéndoles enfocarse en actividades que requieren criterio, creatividad, resolución de problemas y toma de decisiones. “Se redefine el rol del trabajador como estratega, implicando un desarrollo en sus competencias y que generan un mayor valor para la compañía”, añade.

Los cobots permiten que los trabajadores realicen tareas que aporten valor a las compañías. (Freepik)

De la ejecución a la supervisión

Uno de los desafíos para las organizaciones es desarrollar una interacción segura y productiva, donde el trabajador se convierte en supervisor y trabaja en conjunto con un cobot.

Esto requiere de ciertas habilidades esenciales que las personas deben conquistar mediante instancias de capacitación; Martín Medina detalla algunas de las más relevantes:

  • Conocimiento técnico básico: entender cómo funcionan los cobots nos puede ayudar a prevenir accidentes y saber de qué forma se va a comportar en cada situación.
  • Habilidades de seguridad y evaluación de riesgos: para protegernos en caso de un descuido y la capacidad de detectar riesgos nos va a ayudar a prevenir accidentes.
  • Comunicación clara y colaboración del equipo: incorporar un cobot implica desarrollar la capacidad de adaptabilidad de las personas y de los procedimientos.
  • Pensamiento crítico y resolución de problemas: nos ayuda a detectar y diagnosticar con rapidez, encontrar la causa raíz y optimizar el proceso para mejorar la eficiencia.
  • Como todo proceso de innovación requiere de la capacidad de tener una mentalidad de mejora continua y aprendizaje.

El futuro: más átomos y menos bits

Sebastián Campanario, periodista y economista especialista es innovación, en diálogo con La Voz, detalló que el panorama del futuro en materia de inteligencia artificial está marcado por “más átomos y menos bits”. El especialista se refirió a los próximos anuncios en materia de innovación de las empresas de tecnología e inteligencia artificial y destacó que serán “de hardware y no de software”.

En este contexto, la generación de Robotina ya no se pregunta si es real y posible convivir con robots, ellos ya están cada vez más a su lado. Sin embargo, Campanario explica que hoy la gran pregunta es cómo hacer escalable esta tecnología, es decir, ampliarla, adaptarla o replicarla fácilmente según las necesidades.

La robótica colaborativa no es un futuro lejano: ya forma parte de las cadenas de producción argentinas y de la agenda de inversión de empresas que buscan diferenciarse. El desafío no es competir con las máquinas, sino aprender a colaborar con ellas.

*Constanza Márquez Segat, estudiante de Tercer Año de Periodismo del Colegio Universitario Politécnico (CUP). Prácticas profesionales en La Voz del Interior.

​Para la generación que creció viendo a Robotina en Los Supersónicos, la robótica tiene cara de fantasía y ficción. Sin embargo, en la actualidad, los robots colaborativos (cobots) están transformando espacios sumamente cotidianos: fábricas, empresas de servicios, laboratorios y hospitales. La próxima revolución industrial se gesta en el corazón de las organizaciones, donde robots de próxima generación y cobots trabajan a la par de los humanos.De acuerdo a los relevamientos más recientes, ya existen 25 robots por cada diez mil empleados en la industria Argentina. Aunque el número se mantiene por debajo del promedio global de automatización en la industria, marca una tendencia en crecimiento que representa un cambio significativo en relación a la manera en que se trabaja y se produce en el país. Argentina frente a la automatización inteligenteEn noviembre de 2024, International Federation of Robotics publicó el promedio mundial de robots presentes en la industria hasta 2023. El informe evidencia que, con 25 robots por cada 10.000 empleados manufactureros, Argentina todavía está rezagada en automatización inteligente respecto al promedio mundial de 162.Si bien Argentina avanza lento en relación a países como Corea del Sur que lidera el ranking mundial o Estados Unidos que se ubica en décimo lugar, la incorporación de robots colaborativos se encuentra en crecimiento. Sectores como automotriz, electrónica, alimentos y logística ya incorporan robots colaborativos en sus líneas de producción.Además, en polos industriales como Tierra del Fuego los robots forman parte del ciclo completo de producción en plantas electrónicas. Al mismo tiempo, surgen desarrollos locales y una mayor apertura de las pymes hacia estas tecnologías.Martín Medina, Service Manager & Offer Leader RPA en Softtek, explica que “la facilidad de programación de los cobots y su capacidad de adaptarse a entornos cambiantes los vuelven especialmente atractivos en un país donde la flexibilidad operativa es clave para sobrevivir a contextos volátiles”.Del robot rígido al colaborativo: un salto tecnológico y humanoLa automatización tradicional, marcada por sistemas altamente programados y estructurados, fue pensada para repetir siempre la misma tarea en un entorno controlado. Esto implica que, al cambiar un producto o proceso, el sistema debe rediseñarse o reprogramarse completamente. Además, estas máquinas no fueron diseñadas para trabajar en conjunto con las personas.Martín Medina explica que los cobots “pueden adaptarse rápidamente a nuevos productos sin reprogramaciones complejas, permitiendo cambios de línea de producción en minutos o, incluso, aumentar la producción en picos de alta demanda sin grandes inversiones, lo que puede impactar positivamente en la productividad de una empresa manufacturera, por ejemplo”.“Además de facilitar un trabajo conjunto y seguro entre humanos y robots, la robótica de última generación habilita procesos más ágiles, flexibles y escalables, y ofrece ventajas competitivas especialmente relevantes en manufactura, logística, retail y salud, donde la optimización operativa es crítica. Sin embargo, es una tecnología que presenta desafíos en cuanto a costos, la capacitación de la fuerza laboral y la interacción humano-robot”, añade Medina.Nuevo rol para los trabajadores: tareas que agregan valorSegún los expertos, un cobot podría realizar el trabajo equivalente a entre 1 y 3 personas, dependiendo de la tarea y el entorno. Mediante la incorporación de capacidades cognitivas y adaptativas: sensores, visión e inteligencia artificial, pueden interpretar, aprender y tomar decisiones en tiempo real. Este salto cualitativo trasciende la lógica “máquinas versus personas” y abre paso a un modelo colaborativo más sofisticado: delegar lo repetitivo en los robots y reservar a los trabajadores las tareas complejas, creativas o de análisis. Este aspecto, si bien puede resultar desafiante, constituye para las personas una oportunidad de desarrollar nuevas habilidades y adquirir nuevos conocimientos.Verónica Faroppa, gerente de Finanzas para Spirax Sarco Argentina, explicó en diálogo con La Voz, que frente a la automatización de procesos y la incorporación de robots colaborativos en la industria, los trabajadores asumen nuevos roles: “Destinamos a las personas a otras tareas que agregan valor para la compañía y en las que el recurso humano es imprescindible”. Además, Martín Medina, acerca de este aspecto menciona que los cobots pueden liberar a los trabajadores de tareas monótonas o físicamente exigentes, permitiéndoles enfocarse en actividades que requieren criterio, creatividad, resolución de problemas y toma de decisiones. “Se redefine el rol del trabajador como estratega, implicando un desarrollo en sus competencias y que generan un mayor valor para la compañía”, añade.De la ejecución a la supervisiónUno de los desafíos para las organizaciones es desarrollar una interacción segura y productiva, donde el trabajador se convierte en supervisor y trabaja en conjunto con un cobot. Esto requiere de ciertas habilidades esenciales que las personas deben conquistar mediante instancias de capacitación; Martín Medina detalla algunas de las más relevantes:Conocimiento técnico básico: entender cómo funcionan los cobots nos puede ayudar a prevenir accidentes y saber de qué forma se va a comportar en cada situación.Habilidades de seguridad y evaluación de riesgos: para protegernos en caso de un descuido y la capacidad de detectar riesgos nos va a ayudar a prevenir accidentes.Comunicación clara y colaboración del equipo: incorporar un cobot implica desarrollar la capacidad de adaptabilidad de las personas y de los procedimientos.Pensamiento crítico y resolución de problemas: nos ayuda a detectar y diagnosticar con rapidez, encontrar la causa raíz y optimizar el proceso para mejorar la eficiencia.Como todo proceso de innovación requiere de la capacidad de tener una mentalidad de mejora continua y aprendizaje. El futuro: más átomos y menos bitsSebastián Campanario, periodista y economista especialista es innovación, en diálogo con La Voz, detalló que el panorama del futuro en materia de inteligencia artificial está marcado por “más átomos y menos bits”. El especialista se refirió a los próximos anuncios en materia de innovación de las empresas de tecnología e inteligencia artificial y destacó que serán “de hardware y no de software”. En este contexto, la generación de Robotina ya no se pregunta si es real y posible convivir con robots, ellos ya están cada vez más a su lado. Sin embargo, Campanario explica que hoy la gran pregunta es cómo hacer escalable esta tecnología, es decir, ampliarla, adaptarla o replicarla fácilmente según las necesidades. La robótica colaborativa no es un futuro lejano: ya forma parte de las cadenas de producción argentinas y de la agenda de inversión de empresas que buscan diferenciarse. El desafío no es competir con las máquinas, sino aprender a colaborar con ellas.*Constanza Márquez Segat, estudiante de Tercer Año de Periodismo del Colegio Universitario Politécnico (CUP). Prácticas profesionales en La Voz del Interior.  La Voz