EE.UU. y la UE endurecen sanciones contra Rusia
Estados Unidos y la Unión Europea anunciaron nuevas sanciones económicas contra Rusia, con el objetivo de debilitar los ingresos que sostienen su esfuerzo bélico en Ucrania y presionar al presidente Vladímir Putin para que acepte sentarse a negociar un alto el fuego.
Ayer, los líderes europeos reunidos en Bruselas aprobaron un paquete de medidas que amplía las restricciones al comercio energético ruso, mientras que la Casa Blanca impuso sanciones directas a las gigantes petroleras Rosneft y Lukoil.
“Esperábamos esto. Dios mediante, funcionará. Y esto es muy importante”, celebró el presidente ucraniano Volodimir Zelenski, quien ha reclamado de manera reiterada un castigo más severo contra el Kremlin.
Las sanciones europeas incluyen la prohibición de importar gas natural licuado de Rusia, la ampliación de los vetos portuarios a más de 100 buques de su llamada “flota fantasma”, y nuevas restricciones al uso de criptomonedas y sistemas de pago rusos dentro del bloque. También se prohíbe exportar componentes electrónicos y químicos utilizados en la industria militar y se limita la movilidad de los diplomáticos rusos en territorio europeo.
En conjunto, los 27 países de la UE buscan asfixiar las fuentes de ingreso energético que financian la guerra. El petróleo y el gas son pilares del presupuesto de Moscú y permiten a Putin mantener el gasto militar sin provocar un colapso del rublo. Tras el anuncio, el precio internacional del crudo subió más de dos dólares por barril, reflejando la inquietud del mercado.
Ventana abierta
Desde Washington, el presidente Donald Trump endureció el tono hacia el Kremlin tras suspender una reunión prevista con Putin, al considerar que “no valía la pena si no había señales de voluntad de paz”. Las sanciones estadounidenses entrarán en vigor el 21 de noviembre, lo que, según analistas, deja una ventana temporal para que Moscú reconsidere su postura antes de que las medidas afecten de lleno a su economía.
Chris Weafer, director ejecutivo de la consultora Macro-Advisory, explicó que las sanciones no tendrán impacto inmediato, pero con el tiempo erosionarán los ingresos rusos. “Todo comprador de petróleo en Asia intenta ahora adquirir crudo ruso antes de la fecha límite”, señaló. “Eso le dará oxígeno al presupuesto ruso unos meses, pero después el golpe será fuerte”.
A diferencia de las medidas europeas, las sanciones de Washington incluyen amenazas de castigos secundarios para quienes colaboren con empresas rusas, una presión que podría complicar las relaciones con grandes importadores de petróleo como China e India.
Moscú, sin embargo, restó importancia a las nuevas restricciones. La vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores, Maria Zakharova, las calificó de “totalmente contraproducentes” y advirtió que “forzar a Rusia a sacrificar sus intereses nacionales a través de sanciones ilegales nunca ha funcionado”. Por su parte, el expresidente Dmitry Medvedev acusó a Trump de haber “emprendido completamente el camino de la guerra contra Rusia”.
Los medios estatales rusos replicaron la narrativa oficial, calificando las sanciones de “dolorosas, pero no letales”. “Con presión o sin presión, las cosas no serán más fáciles para Zelenski”, escribió el tabloide prorruso Komsomolskaya Pravda.
Signos de tensión
Pese a las sanciones acumuladas –ya son 19 paquetes desde el inicio de la invasión–, la economía rusa ha mostrado una resistencia mayor que la esperada. Aun así, comienzan a aparecer signos de tensión: escasez de componentes, inflación en alza y dependencia creciente de mercados asiáticos.
Los líderes occidentales confían en que la presión económica combinada –sobre todo en el sector energético– obligue a Moscú a buscar una salida negociada a la guerra, que ya lleva casi cuatro años. Pero Putin parece decidido a resistir. Esta semana, supervisó ejercicios de las fuerzas nucleares estratégicas, en un gesto que los observadores interpretan como una advertencia al bloque occidental.
Mientras tanto, la línea del frente en Ucrania sigue casi inmóvil, marcada por una guerra de desgaste. Los ataques rusos continúan golpeando la infraestructura eléctrica, y las tropas ucranianas responden con incursiones sobre refinerías y fábricas rusas.
En medio de la escalada diplomática, un dron ruso mató recientemente a dos periodistas ucranianos en Donetsk, lo que recordó la crudeza diaria del conflicto que, pese a los esfuerzos internacionales, aún no muestra señales de terminar.
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Estados Unidos y la Unión Europea anunciaron nuevas sanciones económicas contra Rusia, con el objetivo de debilitar los ingresos que sostienen su esfuerzo bélico en Ucrania y presionar al presidente Vladímir Putin para que acepte sentarse a negociar un alto el fuego.Ayer, los líderes europeos reunidos en Bruselas aprobaron un paquete de medidas que amplía las restricciones al comercio energético ruso, mientras que la Casa Blanca impuso sanciones directas a las gigantes petroleras Rosneft y Lukoil. “Esperábamos esto. Dios mediante, funcionará. Y esto es muy importante”, celebró el presidente ucraniano Volodimir Zelenski, quien ha reclamado de manera reiterada un castigo más severo contra el Kremlin.Las sanciones europeas incluyen la prohibición de importar gas natural licuado de Rusia, la ampliación de los vetos portuarios a más de 100 buques de su llamada “flota fantasma”, y nuevas restricciones al uso de criptomonedas y sistemas de pago rusos dentro del bloque. También se prohíbe exportar componentes electrónicos y químicos utilizados en la industria militar y se limita la movilidad de los diplomáticos rusos en territorio europeo.En conjunto, los 27 países de la UE buscan asfixiar las fuentes de ingreso energético que financian la guerra. El petróleo y el gas son pilares del presupuesto de Moscú y permiten a Putin mantener el gasto militar sin provocar un colapso del rublo. Tras el anuncio, el precio internacional del crudo subió más de dos dólares por barril, reflejando la inquietud del mercado.Ventana abiertaDesde Washington, el presidente Donald Trump endureció el tono hacia el Kremlin tras suspender una reunión prevista con Putin, al considerar que “no valía la pena si no había señales de voluntad de paz”. Las sanciones estadounidenses entrarán en vigor el 21 de noviembre, lo que, según analistas, deja una ventana temporal para que Moscú reconsidere su postura antes de que las medidas afecten de lleno a su economía.Chris Weafer, director ejecutivo de la consultora Macro-Advisory, explicó que las sanciones no tendrán impacto inmediato, pero con el tiempo erosionarán los ingresos rusos. “Todo comprador de petróleo en Asia intenta ahora adquirir crudo ruso antes de la fecha límite”, señaló. “Eso le dará oxígeno al presupuesto ruso unos meses, pero después el golpe será fuerte”.A diferencia de las medidas europeas, las sanciones de Washington incluyen amenazas de castigos secundarios para quienes colaboren con empresas rusas, una presión que podría complicar las relaciones con grandes importadores de petróleo como China e India.Moscú, sin embargo, restó importancia a las nuevas restricciones. La vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores, Maria Zakharova, las calificó de “totalmente contraproducentes” y advirtió que “forzar a Rusia a sacrificar sus intereses nacionales a través de sanciones ilegales nunca ha funcionado”. Por su parte, el expresidente Dmitry Medvedev acusó a Trump de haber “emprendido completamente el camino de la guerra contra Rusia”.Los medios estatales rusos replicaron la narrativa oficial, calificando las sanciones de “dolorosas, pero no letales”. “Con presión o sin presión, las cosas no serán más fáciles para Zelenski”, escribió el tabloide prorruso Komsomolskaya Pravda.Signos de tensiónPese a las sanciones acumuladas –ya son 19 paquetes desde el inicio de la invasión–, la economía rusa ha mostrado una resistencia mayor que la esperada. Aun así, comienzan a aparecer signos de tensión: escasez de componentes, inflación en alza y dependencia creciente de mercados asiáticos.Los líderes occidentales confían en que la presión económica combinada –sobre todo en el sector energético– obligue a Moscú a buscar una salida negociada a la guerra, que ya lleva casi cuatro años. Pero Putin parece decidido a resistir. Esta semana, supervisó ejercicios de las fuerzas nucleares estratégicas, en un gesto que los observadores interpretan como una advertencia al bloque occidental.Mientras tanto, la línea del frente en Ucrania sigue casi inmóvil, marcada por una guerra de desgaste. Los ataques rusos continúan golpeando la infraestructura eléctrica, y las tropas ucranianas responden con incursiones sobre refinerías y fábricas rusas.En medio de la escalada diplomática, un dron ruso mató recientemente a dos periodistas ucranianos en Donetsk, lo que recordó la crudeza diaria del conflicto que, pese a los esfuerzos internacionales, aún no muestra señales de terminar.. La Voz
