TECNO&VIRAL

IA y escritores: ¿amenaza o alianza creativa?

La irrupción de sistemas de Inteligencia Artificial (IA) generativa como ChatGPT, DALL-E y Midjourney ha generado una revolución en la industria editorial iberoamericana, planteando profundos dilemas legales y creativos.

Si bien la IA ofrece la posibilidad de generar textos, diseñar portadas e incluso producir audiolibros, la principal preocupación del sector se centra en la vulneración de los derechos de propiedad intelectual.

Cómo preservar la creatividad, la ética y los derechos de quienes escriben en tiempos en que también las máquinas buscan contar historias

“Incluso puede abrir nuevos caminos para la creación. Pero, al mismo tiempo, supone enormes desafíos y peligros: puede poner en riesgo algunos empleos, profundizar la concentración del mercado en pocas manos, vulnerar los derechos de autoría y reforzar sesgos estructurales. Todo esto sin tener en cuenta el daño ambiental considerable que ya está ocasionando su uso”. (Cuéllar Barona, M., 2025 “Navegando lo incierto”)

El uso no autorizado de obras humanas

Las tecnologías de IA deben su existencia a los escritos humanos, ya que imitan y “regurgitan nuestro lenguaje, historias, estilo e ideas”. Millones de libros, artículos, ensayos y poesías protegidos por derechos de autor proporcionan el “alimento” a los sistemas de IA, sin que se haya pasado factura por estas “comidas interminables”.

El director del Departamento Jurídico de CEDRO de España, Javier Díaz de Olarte, señala que las empresas de IA han copiado y pegado de manera masiva las obras de autores y editoriales para entrenar sus máquinas, y hasta la fecha, los creadores “no han visto un céntimo por ese uso mercantil de sus obras”.

Esta apropiación sin consentimiento ni compensación es un caso flagrante de uso del trabajo e inversión ajena. Por esta razón, miles de escritores han firmado cartas dirigidas a grandes compañías tecnológicas (como Microsoft, Meta y OpenAI) exigiendo permisos, crédito y compensación por el uso pasado y presente de sus obras.

Cómo preservar la creatividad, la ética y los derechos de quienes escriben en tiempos en que también las máquinas buscan contar historias

“Si damos por hecho que una máquina es capaz de crear o generar arte, si pensamos que puede reemplazar a pintores o escritores, si percibimos que ya no tiene sentido la enorme hazaña espiritual que implica crear, estamos contando un relato equivocado con efectos nocivos para nuestra especie en un momento clave de su Historia.” (Sanguinetti P., 2023)

Creatividad, imaginación y autenticidad ¿la IA piensa por nosotros?

En una charla de La Voz con Fernanda Pérez, escritora, periodista y docente, propietaria de la plataforma Babilonia Literaria, advierte sobre la naturaleza de la IA y sus límites en la creación original. Aunque reconoce que la IA es un “terreno un tanto desconocido” y aún no se puede predecir su impacto total, recalca que: “Sí me parece que habrá herramientas que pueden ser de utilidad y otras que no van a poder suplantar nunca la creatividad. Recordemos que la inteligencia artificial lo que hace un poco es como copiar e imitar lo que conoce”.

Nos encontramos en un momento en donde la literatura está en una encrucijada, donde se inicia una nueva forma de crear historias.

El sector se divide en dos grandes polos: el polo creativo (escritura, traducción e ilustración) y el polo de producción y comercialización (edición, corrección, distribución). Mientras que el polo de producción utiliza la IA para funciones operativas, optimización de procesos y ahorro de tiempo, el polo creativo se enfoca en acompañar la generación de contenidos o la experimentación estética. Entre el polo de producción, los roles de corrección y edición de mesa, prensa, y distribución registran los niveles más altos de uso diario o semanal de la IA generativa

El principal dilema que presenta aquí, la Inteligencia Artificial, parte de que, el autor es (o era) el que reflexiona y desarrolla un análisis textual, del cual nace la imaginación para crear una historia, a partir de sus sesgos, sus creencias y vivencias, ahora puede ser robóticamente reemplazado.

A partir de esto nos cuestionamos, teniendo en cuenta la automatización de la IA ¿Qué sentido tiene indagar nuestra creatividad e imaginación cuando un dispositivo lo puede hacer por nosotros, sin esfuerzos?

Otras voces

El Premio Nobel de Literatura 2021, Abdulrazak Gurnah, considera que la IA es una buena herramienta para investigar sobre algún tema, pero no cree que escriba por sí misma. De manera similar, la escritora Laura Restrepo afirma que la IA podrá hacer literatura, pero no gran literatura. La gran literatura, según ella, amplía el espectro de lo humano o es “levemente sobrehumana,” algo que la IA, que extrae sabiduría de caminos ya recorridos, no podrá lograr.

En discrepancia con esto Fernanda Pérez nos planteaba que el escritor puede utilizar la IA como herramienta para otras cosas, pero no para la creación en sí misma, “Yo creo que alguien que quiere escribir o que se ve a sí mismo como escritor o como escritora, no tiene la intención de usar la inteligencia artificial para escribir. Por lo menos puede utilizarla tal vez como herramienta para otras cosas, pero no para la escritura o la creación en sí misma. Porque el deseo justamente del escritor es escribir, contar su historia, contar su. Darle vida a sus personajes, a esas voces que lo cohabitan. Con lo cual ahí no habría mucho espacio para la presencia de la inteligencia artificial, si no ya sería otra cosa.”

El investigador y crítico Augusto Escobar Mesa argumenta que el cambio de la pluma al computador, o de este a la IA, no genera mejores escritores si no hay talento. Él cree que la IA no podrá sustituir a autores “carnales” como Cervantes o García Márquez, ya que las obras producidas por IA serán “simples copias, obras robotizadas”. El escritor Darío Ruiz Gómez añade que la IA, al programar una palabra que carece de trasfondos, siempre carecerá del aura y de la sensibilidad para captar “lo inexpresable”

Cómo preservar la creatividad, la ética y los derechos de quienes escriben en tiempos en que también las máquinas buscan contar historias

Otras de las grandes disyuntivas que surge de esto, y que nos llama a debatir, es la autenticidad ¿Si una obra literaria ha sido concebida a partir de la ayuda de la IA, es menos auténtica?, de esta pregunta deviene otra: ¿A quién le pertenece el derecho de autor, en ese caso?

Aunque reconoce la posibilidad de que alguien experimente con la IA para que esta escriba un libro que luego sea firmado, para Pérez “la búsqueda de esa persona no tendría que ver con el deseo de escribir, de narrar, de contar”. La motivación genuina de la escritura radica en la necesidad de contar, de construir una historia o un personaje, que es “el impulso vital de quien escribe, lo cual ahí no habría tanto margen para la presencia de la inteligencia artificial”.

Con respecto a la autenticidad, la IA plantea inquietudes sobre su uso pleno uso en la literatura, sin embargo, se necesitan de normas que regulen la ética del trabajo e incentivar el pensamiento critico. Equilibrar la IA con el juicio humano

A la hora de dar pie a la creación, de la historia literaria, se destaca la importancia de promover el juicio objetivo y buscar retroalimentación en redes de apoyo, como el entorno que ofrece el mismo oficio.

Amenazas laborales y estándares de calidad

A causa de estos riesgos y obstáculos por los cuales el colectivo está atravesando la rápida evolución de la IA, Fernanda Pérez nos decía que al analizar el panorama actual, a través de una gran encuesta presentada en el marco de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires sobre el impacto de la inteligencia artificial, se observó que algunos sectores se sentían más amenazados, específicamente “el ámbito vinculado a la traducción, al ámbito de la ilustración”. Sin embargo también nos señalaba que: “no así tal vez a ese trabajo más vinculado a la creación de la obra, que tiene que ver con lo que hace el escritor y el universo editorial”

El sector creativo percibe la IA con una mezcla de ambigüedad y alarma. Las personas dedicadas a la traducción y la ilustración son quienes manifiestan una percepción más crítica y preocupada frente al impacto de la IA generativa. Estos roles se sienten directamente expuestos a ser reemplazados o a que sus condiciones laborales se precaricen debido a la automatización de tareas.

Existe también una gran preocupación por la disminución de la calidad y la estandarización de contenidos. Dado que los sistemas de IA replican los patrones de diseños dominantes, basados en grandes volúmenes de datos, existe el riesgo de que produzcan contenidos sin matices y la singularidad de la creación humana. La escritora María Oruña insiste en que el grado lícito de uso de la IA en la creación de una obra debería ser del 0%, ya que la esencia del oficio radica en el esfuerzo y la búsqueda personal de historias.

Cómo preservar la creatividad, la ética y los derechos de quienes escriben en tiempos en que también las máquinas buscan contar historias

Sin embargo, la IA también se presenta como una poderosa herramienta complementaria. En el polo de producción y comercialización, como la edición, la corrección de mesa, el diseño y la distribución, se reconoce el potencial para optimizar procesos y reducir costos y tiempos. Algunos escritores, como Jorge Carrión, ven la IA como una herramienta extraordinaria que puede potenciar la creatividad y ayudar a aumentar el nivel de la escritura, actuando como una base para empezar a trabajar. Esto lo podemos observar en su libro publicado “Los campos electromagnéticos”, publicado por la editorial Caja Negra, luego sus textos “Membrana” y “Todos los museos son novelas de ciencia ficción”.

Marco legal: IA y derechos de autor

Con respecto al marco legal, en nuestro país se garantizó en 2023 el Proyecto de Ley 1747, en donde se garantiza la protección del usuario, la parte responsable del mismo y el cumplimiento del Estado de Derecho para los desarrolladores de las mismas plataformas:

“Asimismo, es importante considerar que la legislación debe estar centrada en la protección de los derechos fundamentales de las personas en el contexto de la Inteligencia Artificial. Por ello, se buscó garantizar con esta iniciativa el respeto a la dignidad, la igualdad, la privacidad y la no discriminación, así como establecer mecanismos efectivos para que las partes puedan ejercer sus derechos y controlar el uso de sus datos personales”.

Otras de las grandes aristas que se establece dentro del Proyecto de Ley se establece en su Articulo 4. En este inciso se debate sobre la transparencia que deben contener los distintos sistemas artificiales para llegar a tal o cual resultado, es decir, una justificación que contribuya al desarrollo de la tarea del cual, el usuario, pidió su contribución:

“Transparencia y explicabilidad: Los actores de la IA deben comprometerse con la transparencia y la divulgación responsable en relación a los sistemas de la IA. Para este fin, deben proporcionar información significativa, adecuada al contexto: a) para fomentar una comprensión general de los sistemas de IA, b) para que las partes interesadas sean conscientes de sus interacciones con los sistemas de IA, incluso en el lugar de trabajo, c) para permitir que los afectados por un sistema de IA entiendan el resultado, y ; d) para permitir que aquellos afectados negativamente por un sistema de IA desafíen su resultado basado en información clara y fácil de entender sobre los factores y la lógica que sirvió de base para la predicción, recomendación o decisión”.

En lo que respecta, a nivel internacional, la jurisprudencia es todavía escasa. En Estados Unidos, la Oficina de Derechos de Autor generalmente requiere “autoría humana” para registrar una obra, dejando a las creaciones totalmente autónomas por IA fuera de la protección tradicional. En Reino Unido sólo tiene una única vía de verificar y asignar los derechos al creador de una obra.

El derecho de autor tiene una inquietud que es transversal, incluso entre quienes no reciben regalías, y surge debido a la opacidad sobre si los sistemas de IA se han entrenado utilizando obras protegidas sin compensación o consentimiento.

Casos como el de Thaler vs. Perlmutter, donde se intentó registrar una fotografía creada por un algoritmo de IA, fueron rechazados bajo este criterio. “La disputa se originó en agosto de 2019 cuando la USCO rechazó la solicitud de derechos de autor de Thaler, alegando la ausencia de autoría humana, decisión que se confirmó mediante apelaciones internas. Posteriormente, Thaler presentó una demanda amparada en la Ley de Procedimiento Administrativo, impugnando las acciones de la USCO por arbitrarias e inajustadas a derecho.” (Mathur A., 2023)

El llamamiento a la regulación y la ética

En lo que respecta nuestro país, la Agencia de Acceso a la Información Pública (AAIP), perteneciente al organismo de la Jefatura de gabinete de Ministros, propuso en agosto de 2022 la actualización de la Ley 25.326 (“Ley de protección de los Datos Personales”). la modificación busca generar un marco regulatorio que articule la innovación tecnológica, actividad económica y desarrollo humano con la protección de los datos humanos.

Entre otros aspectos esta variación de la Ley, busca exigir mayor transparencia en los mecanismos de la inteligencia artificial, incluyendo el derecho de los individuos a no quedar sujetos a decisiones basadas en algoritmos o perfiles automatizados.

Asimismo, en la Argentina, se llevó a cabo un Proyecto de Ley por parte de la Diputada Victoria Morales Gorleri, en donde se especificaba la importancia de impulsar márgenes de carácter jurisdiccional para la “innovación responsable” de la IA:

“Estímulo a la innovación responsable: La regulación de la IA no busca limitar la innovación, sino fomentar una innovación responsable. Una ley puede establecer un marco ético y legal que guíe el desarrollo y uso de la IA, alentando la investigación y la innovación que cumplan con los principios y valores establecidos. Esto puede conducir a soluciones de IA más confiables, éticas y socialmente beneficiosas”.

Además de la legislación, la propuesta de Ley enfatiza en la educación y capacitación como el mecanismo más crucial para promover un uso transparente y responsable de la IA. En el Articulo 26, inciso 1 y 2, se hace principal hincapié en la educación como fuerza promulgadora de la responsabilidad en los usuarios:

“26.1. Se promoverá la capacitación y formación en IA para profesionales, investigadores y estudiantes, con el fin de desarrollar habilidades y competencias necesarias para comprender, utilizar y desarrollar sistemas de IA de manera ética y responsable. 26.2. Se establecerán programas de educación y capacitación en IA, tanto a nivel académico como en el ámbito laboral, que aborden aspectos técnicos, éticos, legales y sociales de la IA.”

Expertos como Ana Merino, novelista y dramaturga española, advierten sobre la necesidad de formar a las nuevas generaciones para que no caigan en la tentación de delegar el texto a la máquina, perdiendo el aprendizaje que surge del error humano.

A manera de conclusión podemos advertir que el consenso en el ecosistema editorial iberoamericano es claro: se necesita urgentemente un marco regulatorio.

Las demandas clave incluyen:

  • Compensación económica: Retribución para autores y titulares de derechos por el uso de sus obras en el entrenamiento de sistemas de IA.
  • Consentimiento explícito y reconocimiento: Contar con el consentimiento de los autores y otorgar el crédito correspondiente cuando sus obras sean utilizadas para entrenar modelos de IA generativa.
  • Transparencia: Es necesario que se exija transparencia algorítmica y que se establezcan mecanismos para que los autores sepan si su obra se copia o no, un derecho fundamental del creador.

La IA llegó para quedarse, pero es imperativo que su uso sea consciente, responsable y que preserve la mirada humanista de la imaginación y creatividad.

*Francisca Valle, estudiante de Tercer Año de Periodismo del Colegio Universitario Politécnico (CUP). Prácticas profesionales en La Voz del Interior.

​La irrupción de sistemas de Inteligencia Artificial (IA) generativa como ChatGPT, DALL-E y Midjourney ha generado una revolución en la industria editorial iberoamericana, planteando profundos dilemas legales y creativos. Si bien la IA ofrece la posibilidad de generar textos, diseñar portadas e incluso producir audiolibros, la principal preocupación del sector se centra en la vulneración de los derechos de propiedad intelectual.“Incluso puede abrir nuevos caminos para la creación. Pero, al mismo tiempo, supone enormes desafíos y peligros: puede poner en riesgo algunos empleos, profundizar la concentración del mercado en pocas manos, vulnerar los derechos de autoría y reforzar sesgos estructurales. Todo esto sin tener en cuenta el daño ambiental considerable que ya está ocasionando su uso”. (Cuéllar Barona, M., 2025 “Navegando lo incierto”)El uso no autorizado de obras humanasLas tecnologías de IA deben su existencia a los escritos humanos, ya que imitan y “regurgitan nuestro lenguaje, historias, estilo e ideas”. Millones de libros, artículos, ensayos y poesías protegidos por derechos de autor proporcionan el “alimento” a los sistemas de IA, sin que se haya pasado factura por estas “comidas interminables”.El director del Departamento Jurídico de CEDRO de España, Javier Díaz de Olarte, señala que las empresas de IA han copiado y pegado de manera masiva las obras de autores y editoriales para entrenar sus máquinas, y hasta la fecha, los creadores “no han visto un céntimo por ese uso mercantil de sus obras”. Esta apropiación sin consentimiento ni compensación es un caso flagrante de uso del trabajo e inversión ajena. Por esta razón, miles de escritores han firmado cartas dirigidas a grandes compañías tecnológicas (como Microsoft, Meta y OpenAI) exigiendo permisos, crédito y compensación por el uso pasado y presente de sus obras.“Si damos por hecho que una máquina es capaz de crear o generar arte, si pensamos que puede reemplazar a pintores o escritores, si percibimos que ya no tiene sentido la enorme hazaña espiritual que implica crear, estamos contando un relato equivocado con efectos nocivos para nuestra especie en un momento clave de su Historia.” (Sanguinetti P., 2023)Creatividad, imaginación y autenticidad ¿la IA piensa por nosotros?En una charla de La Voz con Fernanda Pérez, escritora, periodista y docente, propietaria de la plataforma Babilonia Literaria, advierte sobre la naturaleza de la IA y sus límites en la creación original. Aunque reconoce que la IA es un “terreno un tanto desconocido” y aún no se puede predecir su impacto total, recalca que: “Sí me parece que habrá herramientas que pueden ser de utilidad y otras que no van a poder suplantar nunca la creatividad. Recordemos que la inteligencia artificial lo que hace un poco es como copiar e imitar lo que conoce”.Nos encontramos en un momento en donde la literatura está en una encrucijada, donde se inicia una nueva forma de crear historias. El sector se divide en dos grandes polos: el polo creativo (escritura, traducción e ilustración) y el polo de producción y comercialización (edición, corrección, distribución). Mientras que el polo de producción utiliza la IA para funciones operativas, optimización de procesos y ahorro de tiempo, el polo creativo se enfoca en acompañar la generación de contenidos o la experimentación estética. Entre el polo de producción, los roles de corrección y edición de mesa, prensa, y distribución registran los niveles más altos de uso diario o semanal de la IA generativa El principal dilema que presenta aquí, la Inteligencia Artificial, parte de que, el autor es (o era) el que reflexiona y desarrolla un análisis textual, del cual nace la imaginación para crear una historia, a partir de sus sesgos, sus creencias y vivencias, ahora puede ser robóticamente reemplazado.A partir de esto nos cuestionamos, teniendo en cuenta la automatización de la IA ¿Qué sentido tiene indagar nuestra creatividad e imaginación cuando un dispositivo lo puede hacer por nosotros, sin esfuerzos?Otras vocesEl Premio Nobel de Literatura 2021, Abdulrazak Gurnah, considera que la IA es una buena herramienta para investigar sobre algún tema, pero no cree que escriba por sí misma. De manera similar, la escritora Laura Restrepo afirma que la IA podrá hacer literatura, pero no gran literatura. La gran literatura, según ella, amplía el espectro de lo humano o es “levemente sobrehumana,” algo que la IA, que extrae sabiduría de caminos ya recorridos, no podrá lograr.En discrepancia con esto Fernanda Pérez nos planteaba que el escritor puede utilizar la IA como herramienta para otras cosas, pero no para la creación en sí misma, “Yo creo que alguien que quiere escribir o que se ve a sí mismo como escritor o como escritora, no tiene la intención de usar la inteligencia artificial para escribir. Por lo menos puede utilizarla tal vez como herramienta para otras cosas, pero no para la escritura o la creación en sí misma. Porque el deseo justamente del escritor es escribir, contar su historia, contar su. Darle vida a sus personajes, a esas voces que lo cohabitan. Con lo cual ahí no habría mucho espacio para la presencia de la inteligencia artificial, si no ya sería otra cosa.”El investigador y crítico Augusto Escobar Mesa argumenta que el cambio de la pluma al computador, o de este a la IA, no genera mejores escritores si no hay talento. Él cree que la IA no podrá sustituir a autores “carnales” como Cervantes o García Márquez, ya que las obras producidas por IA serán “simples copias, obras robotizadas”. El escritor Darío Ruiz Gómez añade que la IA, al programar una palabra que carece de trasfondos, siempre carecerá del aura y de la sensibilidad para captar “lo inexpresable”Otras de las grandes disyuntivas que surge de esto, y que nos llama a debatir, es la autenticidad ¿Si una obra literaria ha sido concebida a partir de la ayuda de la IA, es menos auténtica?, de esta pregunta deviene otra: ¿A quién le pertenece el derecho de autor, en ese caso?Aunque reconoce la posibilidad de que alguien experimente con la IA para que esta escriba un libro que luego sea firmado, para Pérez “la búsqueda de esa persona no tendría que ver con el deseo de escribir, de narrar, de contar”. La motivación genuina de la escritura radica en la necesidad de contar, de construir una historia o un personaje, que es “el impulso vital de quien escribe, lo cual ahí no habría tanto margen para la presencia de la inteligencia artificial”.Con respecto a la autenticidad, la IA plantea inquietudes sobre su uso pleno uso en la literatura, sin embargo, se necesitan de normas que regulen la ética del trabajo e incentivar el pensamiento critico. Equilibrar la IA con el juicio humanoA la hora de dar pie a la creación, de la historia literaria, se destaca la importancia de promover el juicio objetivo y buscar retroalimentación en redes de apoyo, como el entorno que ofrece el mismo oficio.Amenazas laborales y estándares de calidadA causa de estos riesgos y obstáculos por los cuales el colectivo está atravesando la rápida evolución de la IA, Fernanda Pérez nos decía que al analizar el panorama actual, a través de una gran encuesta presentada en el marco de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires sobre el impacto de la inteligencia artificial, se observó que algunos sectores se sentían más amenazados, específicamente “el ámbito vinculado a la traducción, al ámbito de la ilustración”. Sin embargo también nos señalaba que: “no así tal vez a ese trabajo más vinculado a la creación de la obra, que tiene que ver con lo que hace el escritor y el universo editorial”El sector creativo percibe la IA con una mezcla de ambigüedad y alarma. Las personas dedicadas a la traducción y la ilustración son quienes manifiestan una percepción más crítica y preocupada frente al impacto de la IA generativa. Estos roles se sienten directamente expuestos a ser reemplazados o a que sus condiciones laborales se precaricen debido a la automatización de tareas. Existe también una gran preocupación por la disminución de la calidad y la estandarización de contenidos. Dado que los sistemas de IA replican los patrones de diseños dominantes, basados en grandes volúmenes de datos, existe el riesgo de que produzcan contenidos sin matices y la singularidad de la creación humana. La escritora María Oruña insiste en que el grado lícito de uso de la IA en la creación de una obra debería ser del 0%, ya que la esencia del oficio radica en el esfuerzo y la búsqueda personal de historias.Sin embargo, la IA también se presenta como una poderosa herramienta complementaria. En el polo de producción y comercialización, como la edición, la corrección de mesa, el diseño y la distribución, se reconoce el potencial para optimizar procesos y reducir costos y tiempos. Algunos escritores, como Jorge Carrión, ven la IA como una herramienta extraordinaria que puede potenciar la creatividad y ayudar a aumentar el nivel de la escritura, actuando como una base para empezar a trabajar. Esto lo podemos observar en su libro publicado “Los campos electromagnéticos”, publicado por la editorial Caja Negra, luego sus textos “Membrana” y “Todos los museos son novelas de ciencia ficción”. Marco legal: IA y derechos de autorCon respecto al marco legal, en nuestro país se garantizó en 2023 el Proyecto de Ley 1747, en donde se garantiza la protección del usuario, la parte responsable del mismo y el cumplimiento del Estado de Derecho para los desarrolladores de las mismas plataformas: “Asimismo, es importante considerar que la legislación debe estar centrada en la protección de los derechos fundamentales de las personas en el contexto de la Inteligencia Artificial. Por ello, se buscó garantizar con esta iniciativa el respeto a la dignidad, la igualdad, la privacidad y la no discriminación, así como establecer mecanismos efectivos para que las partes puedan ejercer sus derechos y controlar el uso de sus datos personales”.Otras de las grandes aristas que se establece dentro del Proyecto de Ley se establece en su Articulo 4. En este inciso se debate sobre la transparencia que deben contener los distintos sistemas artificiales para llegar a tal o cual resultado, es decir, una justificación que contribuya al desarrollo de la tarea del cual, el usuario, pidió su contribución: “Transparencia y explicabilidad: Los actores de la IA deben comprometerse con la transparencia y la divulgación responsable en relación a los sistemas de la IA. Para este fin, deben proporcionar información significativa, adecuada al contexto: a) para fomentar una comprensión general de los sistemas de IA, b) para que las partes interesadas sean conscientes de sus interacciones con los sistemas de IA, incluso en el lugar de trabajo, c) para permitir que los afectados por un sistema de IA entiendan el resultado, y ; d) para permitir que aquellos afectados negativamente por un sistema de IA desafíen su resultado basado en información clara y fácil de entender sobre los factores y la lógica que sirvió de base para la predicción, recomendación o decisión”. En lo que respecta, a nivel internacional, la jurisprudencia es todavía escasa. En Estados Unidos, la Oficina de Derechos de Autor generalmente requiere “autoría humana” para registrar una obra, dejando a las creaciones totalmente autónomas por IA fuera de la protección tradicional. En Reino Unido sólo tiene una única vía de verificar y asignar los derechos al creador de una obra.El derecho de autor tiene una inquietud que es transversal, incluso entre quienes no reciben regalías, y surge debido a la opacidad sobre si los sistemas de IA se han entrenado utilizando obras protegidas sin compensación o consentimiento.Casos como el de Thaler vs. Perlmutter, donde se intentó registrar una fotografía creada por un algoritmo de IA, fueron rechazados bajo este criterio. “La disputa se originó en agosto de 2019 cuando la USCO rechazó la solicitud de derechos de autor de Thaler, alegando la ausencia de autoría humana, decisión que se confirmó mediante apelaciones internas. Posteriormente, Thaler presentó una demanda amparada en la Ley de Procedimiento Administrativo, impugnando las acciones de la USCO por arbitrarias e inajustadas a derecho.” (Mathur A., 2023)El llamamiento a la regulación y la éticaEn lo que respecta nuestro país, la Agencia de Acceso a la Información Pública (AAIP), perteneciente al organismo de la Jefatura de gabinete de Ministros, propuso en agosto de 2022 la actualización de la Ley 25.326 (“Ley de protección de los Datos Personales”). la modificación busca generar un marco regulatorio que articule la innovación tecnológica, actividad económica y desarrollo humano con la protección de los datos humanos. Entre otros aspectos esta variación de la Ley, busca exigir mayor transparencia en los mecanismos de la inteligencia artificial, incluyendo el derecho de los individuos a no quedar sujetos a decisiones basadas en algoritmos o perfiles automatizados.Asimismo, en la Argentina, se llevó a cabo un Proyecto de Ley por parte de la Diputada Victoria Morales Gorleri, en donde se especificaba la importancia de impulsar márgenes de carácter jurisdiccional para la “innovación responsable” de la IA: “Estímulo a la innovación responsable: La regulación de la IA no busca limitar la innovación, sino fomentar una innovación responsable. Una ley puede establecer un marco ético y legal que guíe el desarrollo y uso de la IA, alentando la investigación y la innovación que cumplan con los principios y valores establecidos. Esto puede conducir a soluciones de IA más confiables, éticas y socialmente beneficiosas”.Además de la legislación, la propuesta de Ley enfatiza en la educación y capacitación como el mecanismo más crucial para promover un uso transparente y responsable de la IA. En el Articulo 26, inciso 1 y 2, se hace principal hincapié en la educación como fuerza promulgadora de la responsabilidad en los usuarios: “26.1. Se promoverá la capacitación y formación en IA para profesionales, investigadores y estudiantes, con el fin de desarrollar habilidades y competencias necesarias para comprender, utilizar y desarrollar sistemas de IA de manera ética y responsable. 26.2. Se establecerán programas de educación y capacitación en IA, tanto a nivel académico como en el ámbito laboral, que aborden aspectos técnicos, éticos, legales y sociales de la IA.” Expertos como Ana Merino, novelista y dramaturga española, advierten sobre la necesidad de formar a las nuevas generaciones para que no caigan en la tentación de delegar el texto a la máquina, perdiendo el aprendizaje que surge del error humano. A manera de conclusión podemos advertir que el consenso en el ecosistema editorial iberoamericano es claro: se necesita urgentemente un marco regulatorio. Las demandas clave incluyen:Compensación económica: Retribución para autores y titulares de derechos por el uso de sus obras en el entrenamiento de sistemas de IA.Consentimiento explícito y reconocimiento: Contar con el consentimiento de los autores y otorgar el crédito correspondiente cuando sus obras sean utilizadas para entrenar modelos de IA generativa.Transparencia: Es necesario que se exija transparencia algorítmica y que se establezcan mecanismos para que los autores sepan si su obra se copia o no, un derecho fundamental del creador.La IA llegó para quedarse, pero es imperativo que su uso sea consciente, responsable y que preserve la mirada humanista de la imaginación y creatividad.*Francisca Valle, estudiante de Tercer Año de Periodismo del Colegio Universitario Politécnico (CUP). Prácticas profesionales en La Voz del Interior.  La Voz