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Los gobiernos se echan la culpa por la caída de un emblema porteño y los libertarios buscan dárselo a un privado

Hace casi ocho años que una valla de chapa lo rodea. Ocultan las paredes descascaradas y sin pintura, marcas del paso del tiempo. Del esplendor de la cúpula de cristal, el techo abovedado y la claraboya que formaba parte del Palais de Glace no queda nada. El Palacio Nacional de las Artes —como también se lo conoce—, que alguna vez albergó una pista de patinaje sobre hielo, un salón de baile y luego una sala de exposiciones, permanece cerrado con las obras de restauración frenadas y sin planes de avance en un futuro cercano.

A falta de carteles que anuncien tareas de renovación o licitaciones en marcha, y sin andamios que indiquen mantenimiento alguno, el edificio que fue un ícono de la ciudad de Buenos Aires se deteriora lentamente, mientras espera —por disposición de la administración libertaria— que algún privado muestre interés en su recuperación.

Así se ve el Palais de Glace en la actualidad.

El inmueble, ubicado en Posadas 1725 y declarado Monumento Histórico Nacional en 2004, depende de la órbita del Gobierno nacional. Desde el inicio de la gestión de Javier Milei, todas las obras públicas quedaron suspendidas en el marco del plan de recorte del gasto estatal. Sin embargo, el abandono del Palais de Glace lleva muchos años.

El ingreso al Palais de Glace está prohibido desde hace años debido a las obras.

Desde la Secretaría de Cultura, que conduce Leonardo Cifelli y depende del Ministerio de Capital Humano, indican a LA NACION que trabajan junto con la Secretaría de Obras Públicas para reactivar los trabajos. El objetivo —aseguran— es llamar a licitación pública en los próximos meses, abierta a empresas privadas o filántropos, según las condiciones que se definan. “Estimamos que para la primera quincena de diciembre esté publicada la licitación y puedan presentarse los privados”, precisan fuentes oficiales.

El proceso se demoró porque “aún resta resolver la titularidad de la obra anterior”, subrayan fuentes oficiales. Además, adelantan que el plazo de concesión “dependerá del retorno de inversión que calcule el privado” y que el adjudicatario “deberá pagar un canon locativo por el uso del espacio”.

La mampostería se cae y la pintura se desprende en el exterior del edificio.

Desde la avenida del Libertador todavía se distingue la cúpula de la construcción, hoy cercada por una valla de contención a su vez coronada por un alambre de púas que se convirtió en parte del paisaje cotidiano del barrio. Donde antes hacían fila los turistas y locales para visitar muestras de arte, hoy hay solo abandono y deterioro.

Debido a la paralización de las obras de refacción, el Salón Nacional de las Artes funciona actualmente en el Centro Cultural Borges (CCB) —dentro de las Galerías Pacífico— y en el Complejo Histórico Cultural Manzana de las Luces. Según adelantan a LA NACION, a partir de diciembre de este año la exposición anual se trasladará al Palacio Libertad (ex CCK), mientras que en Viamonte 525 quedarán sólo las oficinas y una exposición de selección.

Las vallas rodean toda la cuadra del Palacio Nacional de las Artes.

Dos gestiones con obras paralizadas

Desde el actual Gobierno aseguran que la obra “llevaba más de diez años en ejecución y solo tenía un 8% de avance” cuando asumieron. “La encontramos completamente frenada”, dicen.

Sobre esto difieren desde la gestión del Ministerio de Obras Públicas del gobierno de Alberto Fernández, quienes afirman que en diciembre de 2023 las tareas estaban en plena ejecución y que fueron entregadas con un 25% de avance físico. “Tuvimos $4252 millones de inversión para la restauración integral y la puesta en valor”, afirman desde el entorno del entonces ministro Gabriel Katopodis.

Según información oficial, la obra quedó paralizada en enero de 2020 y fue rescindida por incumplimiento de la empresa a cargo. Durante la gestión albertista, dicen, el proyecto fue licitado nuevamente —con ampliaciones y mejoras— y los trabajos se reanudaron en marzo de 2023, con una finalización prevista para febrero de 2024, algo que nunca se concretó. En julio de 2022, un centenar de artistas abrazó el edificio en ruinas del Palais de Glace para reclamar por su abandono.

Las obras de restauración en 2023, que luego se frenaron.

Desde el kirchnerismo apuntan, a su vez, al gobierno anterior que los precedió: “La intervención fue licitada en 2017, con finalización estimada para abril de 2020. Los trabajos comenzaron en 2018, pero quedaron paralizados con un 22% de avance. Nosotros la recibimos frenada de la gestión de [Mauricio] Macri y la reactivamos”, señalan y advierten: “No fue fácil; la empresa que la tenía [en el macrismo] la dejó abandonada. Hubo que hacer una nueva licitación y lo retomamos”.

Por su parte, fuentes del Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda de Macri, entonces a cargo del ahora gobernador de Entre Ríos Rogelio Frigerio, niegan estos datos y afirman que hicieron “todo lo posible” para que la obra pudiera continuar. “Aún manteniendo ritmos bajos lo logramos: con mucha menos gente, menos intensidad de trabajo. La obra estaba ejecutada en un 20% cuando nos fuimos”, aseguran.

La licitación del Palacio Nacional de las Artes en 2017 fue, además, la primera gestionada a través de CONTRAT.AR, el portal electrónico de contratación de obra pública del Estado nacional.

La cúpula del Palais de Glace vista desde adentro.

Fuentes cercanas a la gestión de Obra Pública del macrismo aclaran a LA NACION que el proyecto del Palais de Glace —que contaba con una inversión inicial de $280 millones— fue una de las obras que sufrió las consecuencias vinculadas al acuerdo económico del Gobierno con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la necesidad de ajuste fiscal. “Fue una situación generalizada que complicó la continuidad de los trabajos”, afirman.

El valor patrimonial y cultural

El mapa del Palais al momento de su inauguración.

El histórico edificio ubicado en el barrio de Recoleta fue inaugurado en 1910 en el marco del Centenario de la Revolución de Mayo. En sus primeros años albergó una pista de patinaje sobre hielo, un espacio de recreación de la alta sociedad porteña. Más tarde funcionó un estudio de televisión y una sala de exposición de arte contemporáneo nacional e internacional.

En 2015 se convirtió en la sede del Palacio Nacional de las Artes, principal espacio institucional del Estado para la exhibición de arte. También servía de sede del Salón Nacional de Artes Visuales —uno de los certámenes artísticos más importantes del país, que otorga premios en distintas disciplinas— y se alojaba un patrimonio de más de mil obras. Debido a este valor arquitectónico, fue declarado Monumento Histórico Nacional en 2004 a través del Decreto 570/2004.

Las refacciones, iniciadas en 2017, contemplaban la restauración integral del edificio, con la recuperación de interiores y exteriores, la modernización tecnológica de las instalaciones y la rehabilitación del subsuelo. Entre los trabajos más relevantes figuraban la reparación de la cúpula, la impermeabilización de cubiertas, la restauración de salones históricos, murales y carpinterías, además del auditorio.

Una de las fotos antiguas del Palais.

De acuerdo a las últimas licitaciones, solo se mantendrían dos intervenciones históricas al edificio: la limpieza de la fachada realizada por el arquitecto Alejandro Bustillo en 1935, y el entrepiso agregado por Clorindo Testa en los años ochenta para ampliar el espacio expositivo.

Pese al valor patrimonial y al evidente deterioro, hasta ahora no figuran licitaciones activas en la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) que definan el futuro del monumento porteño Palais de Glace.

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