Ejemplo de convivencia en la Capilla Sixtina
En momentos en que el mundo global se mueve entre choques de intereses políticos, ideológicos y culturales de distinto calibre, es auspicioso el acercamiento entre el papa León XIV y el rey Carlos III de Inglaterra, líder de la Iglesia Anglicana, quienes compartieron una histórica celebración religiosa en la Capilla Sixtina del Vaticano.
La inédita escena de los reyes Carlos III y Camila de Inglaterra en la emblemática capilla vaticana constituye un paso significativo, que no reconoce antecedentes en los últimos cinco siglos, desde el cisma que separó a ambas confesiones en el año 1534, cuando el papa Clemente VII se negó a declarar la nulidad del matrimonio del rey Enrique VIII con Catalina de Aragón. El novedoso gesto se ofrece al mundo como un signo de entendimiento y disposición a convivir y dialogar con quienes encarnan perspectivas de fe diferentes.
Bajo los frescos de Miguel Ángel y la imponente escena del Juicio Final, la Iglesia Católica y la Iglesia de Inglaterra -miembro de la comunión anglicana- se unieron en la oración y la alabanza al Dios Creador, en una señal que marca la decisión de dar pasos hacia la unidad. La oración conjunta incluyó cantos y rezos en inglés y en latín, en los que se destacó la protección de la naturaleza como un tema de convergencia entre ambas iglesias. Una preocupación común, en sintonía con el contenido de la encíclica Laudato si, que el papa Francisco publicó en 2015.
Lejos de ser un acontecimiento aislado, la oración ecuménica encabezada por León XIV y los reyes Carlos y Camila es el fruto de un camino iniciado hace varios años. Entre otros signos de acercamiento, en 1982 se realizó la apertura de la embajada británica en el Vaticano y la visita de Juan Pablo II a Inglaterra, la primera de un pontífice al Reino Unido. En 2010, Benedicto XVI realizó otra visita pastoral y encabezó en Birmingham la ceremonia de beatificación del cardenal John Henry Newman, el teólogo inglés que fue anglicano la mitad de su vida y católico durante la otra mitad.
Benedicto XVI redactó, además, en 2009 un documento que facilitó la conversión de anglicanos descontentos al catolicismo sin renunciar a sus ritos. Y su sucesor Francisco visitó una iglesia anglicana en Roma en 2017, ocasión en la que reconoció los siglos de desconfianza mutua entre ambas expresiones religiosas y las alentó a caminar juntas a pesar de las diferencias.
La ceremonia que presidieron León XVI y el rey Carlos III se desarrolló en una atmósfera ecuménica. El pontífice estuvo acompañado por el arzobispo de York, Stephen Cottrell, el prelado más veterano de la Iglesia de Inglaterra. El himno inicial que se entonó fue compuesto por san Ambrosio de Milán, doctor de la Iglesia, a partir de la interpretación de una traducción inglesa del cardenal Newman, a quien el Papa proclamará también mañana doctor de la Iglesia. El rey Carlos había asistido en 2019 a la canonización del santo, presidida por Francisco en la Plaza de San Pedro. Y visitó al papa argentino semanas antes de su fallecimiento.
Otro signo de diálogo y fraternidad, al margen de la audiencia privada que León XIV y el monarca británico mantuvieron en el Palacio Apostólico, fue la ceremonia en la que el rey Carlos III recibió el título honorífico de cófrade real de la basílica papal de San Pablo Extramuros. El trono preparado para el monarca, grabado con la inscripción evangélica Ut unum sint (“Que sean uno”), simboliza el deseo compartido de unidad entre ambas tradiciones cristianas.
En momentos en que el mundo global se mueve entre choques de intereses políticos, ideológicos y culturales de distinto calibre, es auspicioso el acercamiento entre el papa León XIV y el rey Carlos III de Inglaterra, líder de la Iglesia Anglicana, quienes compartieron una histórica celebración religiosa en la Capilla Sixtina del Vaticano.La inédita escena de los reyes Carlos III y Camila de Inglaterra en la emblemática capilla vaticana constituye un paso significativo, que no reconoce antecedentes en los últimos cinco siglos, desde el cisma que separó a ambas confesiones en el año 1534, cuando el papa Clemente VII se negó a declarar la nulidad del matrimonio del rey Enrique VIII con Catalina de Aragón. El novedoso gesto se ofrece al mundo como un signo de entendimiento y disposición a convivir y dialogar con quienes encarnan perspectivas de fe diferentes.Bajo los frescos de Miguel Ángel y la imponente escena del Juicio Final, la Iglesia Católica y la Iglesia de Inglaterra -miembro de la comunión anglicana- se unieron en la oración y la alabanza al Dios Creador, en una señal que marca la decisión de dar pasos hacia la unidad. La oración conjunta incluyó cantos y rezos en inglés y en latín, en los que se destacó la protección de la naturaleza como un tema de convergencia entre ambas iglesias. Una preocupación común, en sintonía con el contenido de la encíclica Laudato si, que el papa Francisco publicó en 2015.Lejos de ser un acontecimiento aislado, la oración ecuménica encabezada por León XIV y los reyes Carlos y Camila es el fruto de un camino iniciado hace varios años. Entre otros signos de acercamiento, en 1982 se realizó la apertura de la embajada británica en el Vaticano y la visita de Juan Pablo II a Inglaterra, la primera de un pontífice al Reino Unido. En 2010, Benedicto XVI realizó otra visita pastoral y encabezó en Birmingham la ceremonia de beatificación del cardenal John Henry Newman, el teólogo inglés que fue anglicano la mitad de su vida y católico durante la otra mitad.Benedicto XVI redactó, además, en 2009 un documento que facilitó la conversión de anglicanos descontentos al catolicismo sin renunciar a sus ritos. Y su sucesor Francisco visitó una iglesia anglicana en Roma en 2017, ocasión en la que reconoció los siglos de desconfianza mutua entre ambas expresiones religiosas y las alentó a caminar juntas a pesar de las diferencias.La ceremonia que presidieron León XVI y el rey Carlos III se desarrolló en una atmósfera ecuménica. El pontífice estuvo acompañado por el arzobispo de York, Stephen Cottrell, el prelado más veterano de la Iglesia de Inglaterra. El himno inicial que se entonó fue compuesto por san Ambrosio de Milán, doctor de la Iglesia, a partir de la interpretación de una traducción inglesa del cardenal Newman, a quien el Papa proclamará también mañana doctor de la Iglesia. El rey Carlos había asistido en 2019 a la canonización del santo, presidida por Francisco en la Plaza de San Pedro. Y visitó al papa argentino semanas antes de su fallecimiento.Otro signo de diálogo y fraternidad, al margen de la audiencia privada que León XIV y el monarca británico mantuvieron en el Palacio Apostólico, fue la ceremonia en la que el rey Carlos III recibió el título honorífico de cófrade real de la basílica papal de San Pablo Extramuros. El trono preparado para el monarca, grabado con la inscripción evangélica Ut unum sint (“Que sean uno”), simboliza el deseo compartido de unidad entre ambas tradiciones cristianas. LA NACION

 
			 
							 
							