TECNO&VIRAL

Un reseteo de celulares revela el lado oculto del algoritmo de TikTok: qué le muestra a los adolescentes

Tres segundos. Ese es el tiempo que necesita TikTok para empezar a moldear lo que un adolescente ve y siente sin que nadie lo note. Una pelea, un escándalo, un video de bienestar o un tip de estudio: cualquier microgesto define el “mundo” que la plataforma les construye a medida. Y ese mundo repetido cientos de veces por día influye más de lo que los adultos imaginan.

Para entender cómo sucede, creamos dos cuentas nuevas de chicos de 16 años y registramos su navegación con intereses distintos.

Los resultados fueron inmediatos:

  • A Lucas, tres segundos mirando peleas lo llevaron a un feed agresivo.
  • A Martina, una pausa en un video de recetas le armó un universo lleno de bienestar.

La diferencia no fueron sus gustos, sino lo que TikTok interpretó de cada mirada.

Al mismo tiempo, realizamos una encuesta anónima a 60 adolescentes de 14 a 16 años.

Los datos obtenidos, aunque en un universo pequeño, hablan por sí solos.

  • 100% usa TikTok todos los días.
  • 86% vio violencia o contenidos incómodos.
  • Más de la mitad vio insultos o discriminación “muchas veces”.
  • El 60% ignora lo que le incomoda (no denuncia ni ajusta su feed).
  • 56,7% dice que no tiene a quién acudir cuando algo digital les preocupa.
  • 61,7% dice que sus padres no se involucran en su uso de redes.

¿Elegimos lo que vemos?

Para sumar una mirada profesional, hablamos con la periodista y comunicadora Camila Valero, creadora digital y especialista en generar contenido para TikTok.

“TikTok está creado para que vos pases cada vez más tiempo en esa red social y no te vayas a otra”, subraya. Y agrega: “El algoritmo analiza tu comportamiento: si te quedás viendo un video, cuánto tiempo, si likeás, comentás… y te muestra más de lo que interpretó que te interesa».

Valero también señala por qué el contenido conflictivo suele viralizarse: “Para tener más alcance tenés que generar una emoción fuerte en los primeros segundos. Si no te generé una emoción, seguís scrolleando”.

Y sobre los adolescentes, desmonta un mito: “Hay una creencia de que los chicos sólo quieren entretenimiento, pero también se informan ahí adentro”.

“Las redes sin supervisión son complicadas para una edad formativa. La influencia es automática”, remarca.

Lo que TikTok realmente toma en cuenta

Según la plataforma, el algoritmo se basa en sólo cuatro señales.

  1. Qué mirás hasta el final.
  2. Con qué interactuás.
  3. Qué buscás.
  4. Idioma, país y dispositivo.

Nada más.

Y ese diseño amplifica lo que retiene tu atención, no lo que te hace bien.

Controlar el algoritmo es fácil

En el video mostramos cómo “hackearlo”, pero acá la idea central en una frase: si sabés usarlo, TikTok deja de decidir solo.

Algunas acciones clave que recomienda el centro de transparencia de la app (que casi nadie conoce).

  • Mantener presionado un video y marcar “Not Interested”.
  • Buscar activamente los temas que sí querés ver.
  • Interactuar solo con esos temas durante pocos días.
  • Limpiar el For You desde Preferencias de contenido.

En nuestros experimentos, estas acciones cambiaron el feed en cuestión de minutos.

El problema no es TikTok, es la soledad digital

Consultada por La Voz, la psicóloga clínica Melina Gatti (MP 15401) explica que el impacto emocional no viene solo del contenido, sino de cómo la plataforma opera sobre el cerebro adolescente.

Y describe que TikTok funciona como un refuerzo constante: “Las plataformas tienen un algoritmo personalizado… es un sistema de recompensa intermitente, porque todo el tiempo te brinda más y más contenido. Eso hace que uno no pueda desprenderse».

Esa exposición continua puede distorsionar la percepción de lo cotidiano: “Estar todo el tiempo mirando redes hace que la realidad se vea distorsionada… donde todo es éxito y la vida no es así“.

Y frente a contenidos de tensión o violencia, aparece un efecto clave, la desensibilización emocional: algo que no es normal se empieza a ver como cotidiano.

Por eso no recomienda controlar todo, sino acompañar: “Lo que no sirve es el control extremo. Sí es necesario un diálogo abierto, reconocer qué emociones sienten antes y después de usar las pantallas”.

Y cuando un adolescente reconoce malestar, Gatti lo considera una oportunidad: “Felicitarlo por reconocerlo… registrar qué estaba viendo y qué le generó ese malestar, y buscar herramientas para regularlo».

Por eso insiste en que los adultos no deben prohibir ni vigilar, sino generar conversaciones, ayudar a identificar emociones y enseñar a diferenciar lo cotidiano de lo que es sólo un producto del algoritmo.

*Por Jimena Gatti, Martina Lercari, Catalina Gutierrez, Federika Schroder y Victoria Ruben, estudiantes del Colegio Universitario Politécnico (CUP), para una práctica profesional de Periodismo.

​Tres segundos. Ese es el tiempo que necesita TikTok para empezar a moldear lo que un adolescente ve y siente sin que nadie lo note. Una pelea, un escándalo, un video de bienestar o un tip de estudio: cualquier microgesto define el “mundo” que la plataforma les construye a medida. Y ese mundo repetido cientos de veces por día influye más de lo que los adultos imaginan.Para entender cómo sucede, creamos dos cuentas nuevas de chicos de 16 años y registramos su navegación con intereses distintos. Los resultados fueron inmediatos: A Lucas, tres segundos mirando peleas lo llevaron a un feed agresivo. A Martina, una pausa en un video de recetas le armó un universo lleno de bienestar. La diferencia no fueron sus gustos, sino lo que TikTok interpretó de cada mirada.Al mismo tiempo, realizamos una encuesta anónima a 60 adolescentes de 14 a 16 años.Los datos obtenidos, aunque en un universo pequeño, hablan por sí solos. 100% usa TikTok todos los días.86% vio violencia o contenidos incómodos.Más de la mitad vio insultos o discriminación “muchas veces”.El 60% ignora lo que le incomoda (no denuncia ni ajusta su feed).56,7% dice que no tiene a quién acudir cuando algo digital les preocupa.61,7% dice que sus padres no se involucran en su uso de redes.¿Elegimos lo que vemos?Para sumar una mirada profesional, hablamos con la periodista y comunicadora Camila Valero, creadora digital y especialista en generar contenido para TikTok.“TikTok está creado para que vos pases cada vez más tiempo en esa red social y no te vayas a otra”, subraya. Y agrega: “El algoritmo analiza tu comportamiento: si te quedás viendo un video, cuánto tiempo, si likeás, comentás… y te muestra más de lo que interpretó que te interesa». Valero también señala por qué el contenido conflictivo suele viralizarse: “Para tener más alcance tenés que generar una emoción fuerte en los primeros segundos. Si no te generé una emoción, seguís scrolleando”. Y sobre los adolescentes, desmonta un mito: “Hay una creencia de que los chicos sólo quieren entretenimiento, pero también se informan ahí adentro”. “Las redes sin supervisión son complicadas para una edad formativa. La influencia es automática”, remarca. Lo que TikTok realmente toma en cuentaSegún la plataforma, el algoritmo se basa en sólo cuatro señales. Qué mirás hasta el final.Con qué interactuás.Qué buscás.Idioma, país y dispositivo.Nada más. Y ese diseño amplifica lo que retiene tu atención, no lo que te hace bien.Controlar el algoritmo es fácilEn el video mostramos cómo “hackearlo”, pero acá la idea central en una frase: si sabés usarlo, TikTok deja de decidir solo.Algunas acciones clave que recomienda el centro de transparencia de la app (que casi nadie conoce).Mantener presionado un video y marcar “Not Interested”.Buscar activamente los temas que sí querés ver.Interactuar solo con esos temas durante pocos días.Limpiar el For You desde Preferencias de contenido.En nuestros experimentos, estas acciones cambiaron el feed en cuestión de minutos.El problema no es TikTok, es la soledad digitalConsultada por La Voz, la psicóloga clínica Melina Gatti (MP 15401) explica que el impacto emocional no viene solo del contenido, sino de cómo la plataforma opera sobre el cerebro adolescente. Y describe que TikTok funciona como un refuerzo constante: “Las plataformas tienen un algoritmo personalizado… es un sistema de recompensa intermitente, porque todo el tiempo te brinda más y más contenido. Eso hace que uno no pueda desprenderse». Esa exposición continua puede distorsionar la percepción de lo cotidiano: “Estar todo el tiempo mirando redes hace que la realidad se vea distorsionada… donde todo es éxito y la vida no es así“. Y frente a contenidos de tensión o violencia, aparece un efecto clave, la desensibilización emocional: algo que no es normal se empieza a ver como cotidiano.Por eso no recomienda controlar todo, sino acompañar: “Lo que no sirve es el control extremo. Sí es necesario un diálogo abierto, reconocer qué emociones sienten antes y después de usar las pantallas”. Y cuando un adolescente reconoce malestar, Gatti lo considera una oportunidad: “Felicitarlo por reconocerlo… registrar qué estaba viendo y qué le generó ese malestar, y buscar herramientas para regularlo». Por eso insiste en que los adultos no deben prohibir ni vigilar, sino generar conversaciones, ayudar a identificar emociones y enseñar a diferenciar lo cotidiano de lo que es sólo un producto del algoritmo.*Por Jimena Gatti, Martina Lercari, Catalina Gutierrez, Federika Schroder y Victoria Ruben, estudiantes del Colegio Universitario Politécnico (CUP), para una práctica profesional de Periodismo.  La Voz