Uruguay elige entre la transformación del Estado o la continuidad del gobierno
El próximo domingo, Uruguay celebrará la segunda vuelta electoral en la que se decidirá el futuro político del país, de 3.444.264 habitantes, según el Censo Nacional de 2023.
Poco más de 2.720.000 personas están habilitadas para elegir de manera democrática, a través del voto universal y obligatorio, al sucesor de Luis Lacalle Pou en la presidencia del pueblo charrúa para el periodo 2025-2030.
La disputa crucial tiene como protagonistas excluyentes a Yamandú Orsi y a Álvaro Delgado, candidatos del centroizquierdista Frente Amplio y del conservador Partido Nacional, actualmente en el gobierno, respectivamente. Los aspirantes al título máximo ocuparon el primero y el segundo lugar del podio en los comicios generales del 27 de octubre último, aunque ninguno alcanzó al menos el 50% de las papeletas válidas escrutadas para consagrarse en esa instancia.
Más intervención del Estado
En el cierre de campaña que se concretó el miércoles de esta semana en la ciudad de Las Piedras, departamento Canelones, Orsi reiteró su compromiso de concretar transformaciones profundas en la tierra de José Gervasio Artigas. En un mitin colmado de seguidores entusiastas, el candidato opositor remarcó que su proyecto va más allá de una simple alternativa política; busca consolidar un “país de certezas”.
Con un discurso de encendido optimismo, el profesor de Historia y exintendente de Canelones se mostró convencido de que el Frente Amplio es la única de las dos fuerza que llegaron al balotaje capaz de construir, de manera legítima, las mayorías necesarias, no solo para llegar a la presidencia, sino para gobernar en base a acuerdos que aseguren el progreso económico y social de la Banda Oriental.
Recordó que en los comicios de hace un mes lo votaron 1.071.826 electores (43,94% de los inscritos en el Registro Cívico Nacional), 416.400 más que su escolta y el rival a vencer mañana. Ese respaldo le permitió al Frente Amplio ganar 16 senadores sobre 30 bancas en disputa y 48 diputados, casi la mitad del total de escaños de la Cámara Baja.
“El domingo (por mañana) resolveremos entre dos proyectos”, planteó el retador frenteamplista, consciente de que esta elección no solo representa una batalla por la presidencia, sino por el rumbo a seguir y que propone trazar desde la base de la confianza y la certidumbre, necesarias -entiende- “para seguir creciendo y atrayendo inversiones”.
Unidad para garantizar la continuidad
Por su parte, Álvaro Delgado eligió Montevideo para poner punto final a la campaña del Partido Nacional. La capital uruguaya es el principal distrito electoral con 1.025.544 ciudadanos habilitados para emitir su voto.
Este veterinario y secretario de la Presidencia de Lacalle Pou hasta el 21 de diciembre de 2023, insistió en que es imprescindible mantener la unidad de la coalición gobernante. A este espacio político lo constituyen cinco sellos: Partido Nacional, Partido Colorado, Cabildo Abierto, Partido Independiente y Partido Constitucional Ambientalista.
En el acto de cierre, Delgado hizo hincapié en la importancia de gobernar con acuerdos sólidos, en lugar de simplemente ganar una elección. El aspirante oficialista interpretó que en la primera vuelta electoral el pueblo uruguayo envió un mensaje claro a las fuerzas que comparten el espacio conservador: “No sólo se junten para ganar una elección, júntense para gobernar”, destacó.
En definitiva, en el balotaje del domingo confrontarán dos proyectos antagónicos de país: el de Orsi que propone cambios profundos y una mayor intervención del Estado en ese proceso de transformación.
Y el de Delgado quien se postula como garante de la continuidad de los ejes vertebrales trazados por el gobierno actual para mantener la estabilidad política y económica actuales.
La Voz