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HANTAVIRUS: CONFIRMAN UN MUERTO EN BARILOCHE

Un hombre de 43 años falleció este sábado tras confirmarse su diagnóstico positivo. Investigan cómo se contagió y si tuvo contactos estrechos.

Actualmente, dos personas permanecen aisladas de manera preventiva. El diagnóstico positivo se confirmó el sábado al mediodía. En tanto, cinco personas permanecen bajo seguimiento tras haber tenido un contacto menor con el fallecido.

El hantavirus es una enfermedad viral grave transmitida principalmente por roedores silvestres en áreas rurales y periurbanas

Las autoridades sanitarias investigan el origen del contagio, que habría sucedido mientras el paciente realizaba tareas de desmalezamiento, de acuerdo con lo consignado por el diario Río Negro.

¿Qué es? La enfermedad por hantavirus es una zoonosis emergente producida por virus ARN pertenecientes a la familia Bunyaviridae. Estos virus tienen distribución mundial y pueden producir en seres humanos dos formas clínicas graves:

  • Fiebre Hemorrágica con Síndrome Renal, en Asia y Europa.
  • Síndrome Cardiopulmonar por Hantavirus (SCPH), en América.

¿Cómo se transmite?

La transmisión al ser humano ocurre principalmente a través de roedores silvestres, que actúan como reservorios naturales del virus. Estos animales presentan una infección crónica asintomática con viremia persistente, eliminando el virus a través de la orina, saliva y excrementos.
Actualmente, el Comité Internacional de Taxonomía de Virus (ICTV)1 reconoce dos especies de ortohantavirus asociados al SCPH que circulan en Argentina: Orthohantavirus andesense y Orthohantavirus mamorense. La especie O. andesense está representada por un único virus nombrado, el virus Andes, pero también agrupa otras variantes emparentadas como Lechiguanas, Orán y Buenos Aires, entre otros; mientras que la especie O. mamorense incluye al virus Laguna Negra como virus no nombrado. Existen otros genotipos de ortohantavirus circulantes en Argentina, asociados con el SCPH, que no cumplen con los criterios de clasificación en las especies de ortohantavirus reconocidas.

La principal vía de contagio es la inhalación de aerosoles contaminados con partículas virales presentes en heces, orina o saliva de roedores infectados.
La transmisión generalmente ocurre al ingresar en el hábitat de los roedores, esto es, en áreas silvestres, zonas suburbanas y ambientes rurales, también en los peri-domicilios y durante el desarrollo de actividades laborales, recreativas o, en lugares cerrados como galpones o depósitos infestados por roedores. A su vez, existe evidencia de transmisión persona a persona, y por ello, las secreciones y otros fluidos humanos deben considerarse potencialmente peligrosos.

También pueden producirse contagios por:
– Contacto directo de excreciones con mucosas (conjuntival, nasal o bucal).
– Mordedura de roedores infectados.

¿Cuáles son sus síntomas?

El síndrome cardiopulmonar por hantavirus puede manifestarse desde un cuadro leve con fiebre inespecífica, hasta una forma grave con insuficiencia respiratoria aguda y shock cardiogénico.
Los síntomas iniciales suelen parecerse a los de un estado gripal e incluyen: fiebre superior a 38 °C, dolores musculares, escalofríos, cefalea, náuseas, vómitos, dolor abdominal y diarrea, sin compromiso de las vías respiratorias superiores.

La detección y atención temprana son fundamentales para mejorar el pronóstico.
Las formas clínicas de presentación pueden clasificarse en:

  • Forma febril indiferenciada.
  • Formas con compromiso abdominal, renal, hemorrágico o neurológico.
  • Síndrome cardiopulmonar (SCPH).

Medidas de prevención para la población

  • Evitar la convivencia con roedores y el contacto con sus secreciones (orina, saliva, heces).
  • Si se encuentra un roedor vivo en el domicilio o peridomicilio: usar trampas para capturarlo (no intentar tocarlo o golpearlo).
  • Si se encuentra un roedor muerto, rociarlo con una solución de hipoclorito de sodio (lavandina) junto con todos los objetos o superficies que hayan podido estar en contacto con él. Dejar actuar durante al menos 30 minutos. Luego, recogerlo utilizando guantes y desecharlo de forma segura: enterrarlo a más de 30 cm de profundidad o incinerarlo.

Control del ingreso y anidación de roedores en las viviendas:

  • Impedir el ingreso de roedores a las viviendas y evitar que hagan nidos.
  • Tapar orificios en puertas, paredes y cañerías
  • Ubicar huertas, pilas de leña u otros materiales a 30 cm del suelo y a más de 30 metros de la vivienda.
  • Cortar el pasto y eliminar malezas en un radio mínimo de 30 metros alrededor del domicilio.

Limpieza y desinfección de los espacios:

  • Realizar la limpieza de pisos, paredes, puertas, muebles y alacenas utilizando una parte de hipoclorito de sodio (lavandina) por nueve partes de agua. Dejar actuar al menos 30 minutos y luego enjuagar.
  • Humedecer el piso antes de barrer para no levantar polvo.
  • Tener especial cuidado en la puesta en marcha de ventiladores y de aparatos de aire acondicionado cuyos filtros o conductos puedan haber tenido contacto con polvo contaminado, roedores o excretas de estos. Llegado el caso, realizar la limpieza adecuada previamente.
  • Cubrirse con un barbijo N95.

Ventilación de espacios cerrados:

  • Ventilar por al menos 30 minutos antes de ingresar a viviendas, galpones, depósitos o refugios ubicados en zonas rurales o silvestres, especialmente si han estado cerrados por períodos prolongados. Usar siempre barbijo N95 al ingresar a estos espacios.
  • En caso de vehículos en desuso por varios días, ventilar el habitáculo antes de ingresar y utilizar el ventilador del vehículo con las ventanas bajas o puertas abiertas por un periodo prudencial para eliminar el polvo o aire que ingrese desde el motor donde puedan haber anidado roedores.

Medidas al acampar:

  • Al acampar hacerlo en zonas alejadas de maleza y basurales.
  • No dormir directamente sobre el suelo.
  • Consumir agua segura (2 gotas de lavandina por cada litro de agua, y reposar 30 minutos antes de consumirla o hervir durante 2 ó 3 minutos).

Control de roedores en el entorno domiciliario:

  • En ambientes silvestres no se realiza ningún tipo de control poblacional de roedores, debido a su importante rol ecológico.
  • En el interior de las viviendas o en el peridomicilio, es posible controlar sus poblaciones mediante el uso de trampas mecánicas. No se utilizan cebos tóxicos para este fin.